Esta semana habrá decisiones de política monetaria de varios bancos centrales como el Banco Central Europeo (BCE), el Banco de Inglaterra (BoE), el Banco Central de Argentina, de Turquía y de Rusia. No obstante, hacia finales de septiembre, también lo hará la Fed. Todas estas decisiones serán importantes para el Banxico.

Es muy probable que entre los países o regiones desarrollados, sigamos viendo una política monetaria “divergente” entre Estados Unidos y Europa. La Fed, por un lado, seguirá subiendo la tasa de interés con otros 25 puntos base para ubicarla en 2.25% como parte de una economía que viene creciendo a un ritmo más acelerado, una inflación dentro de la zona objetivo de la Fed y un pleno empleo con capacidad para seguir generando cerca de 200 mil plazas mensuales.

Europa, con crecimientos económicos más moderados y una inflación en niveles objetivo del BCE, pero con una economía desacelerando que seguirá necesitando estímulos con compras de activos aun de 20 mil millones de euros por mes. Mario Draghi ha dejado en claro que será a partir del verano de 2019 y en función de las condiciones de la economía de los países de la zona cuando pudiera empezar a mover las tasas de interés. Por eso veríamos una mayor fortaleza del dólar en el tiempo.

Con respecto al Banco de Turquía, por ejemplo, el PIB perdió vuelo en el segundo trimestre del año de 7.4 a 5.2% anual, pero con una clara caída en el consumo que afectará el PIB en el segundo semestre del año. La inflación cerca de 18% y una depreciación en lo que va del año de 70% de su moneda, la lira turca. La tasa de interés se ubica en 17.75% actualmente. En octubre vienen vencimientos por servicio de deuda por cerca de 11 mil millones de dólares, de los que nueve mil millones de billetes verdes vienen del sector privado. Habrá que ver cuánto aumentan su tasa de interés para controlar el movimiento de la divisa.

Argentina aumentó la tasa de interés de urgencia a 60%, cuando la inflación alcanza ya 31.5% y la depreciación de su moneda en el año es de 101%. Así que es probable que veamos más acciones del Banco Central, incluyendo probablemente más aumento en tasas de interés.

Pero, además de todas estas decisiones que mueven flujos de inversión a nivel mundial, el Banxico tendrá que evaluar condiciones de la economía nacional:
a) La inflación al consumidor no cede, y se ubicó en agosto en 4.90% anual. Permanece el riesgo de una transferencia de precios hacia el consumidor. Los costos energéticos se mantienen altos en este cierre de sexenio.

b) Los flujos de inversión por parte de extranjeros en mercados están acotados y las inversiones en mercado de dinero se dirigen principalmente a Cetes, cuya tasa de interés es atractiva, pero es a corto plazo con la posibilidad de salida y demanda de dólares si hubiera circunstancias externas o internas no atractivas para los extranjeros.

c) Riesgo sobre mercados emergentes. La presión principal se está dando en países cuyos indicadores macro se encuentran vulnerables. Una cuenta corriente negativa, déficit en la balanza fiscal y un nivel de deuda/PIB creciente, y en especial por arriba de 50%. México registró al cierre de 2017 una balanza fiscal deficitaria en -2.9%, 46.2% de la deuda / PIB y una cuenta corriente en -1.6%. Estamos en la “rayita” de una presión importante en los mercados, pero sí nos volvemos vulnerables a cierta volatilidad.

Por eso, el Banxico tendrá algunas semanas adicionales de mucho análisis.