Cuando un tema es serio y es tratado por los medios de información nacional e internacional, Poder Legislativo, Ejecutivo y Judicial, así como el ámbito científico, este tema tiene que ser en verdad tratado con la seriedad que se merece y no con ocurrencias o con supuestos emanados de dicharachos populares que responden más a agendas ideológicas que a otra cosa.
La semanas previas vivimos otro capítulo de este tipo de discusiones y maravilló la facilidad y el desparpajo de periodistas con nivel de secundaria, analistas geopolíticos de café, aburguesados, arrogantes, ignorantes, chistosos de la televisión, obsoletas feministas recalcitrantes en edades muy alejadas a la maternidad y hasta gritones de lotería que opinaban al respecto, bueno, sólo faltó que dieran su postura sobre el tema Juanito de Iztapalapa y Niurka Marcos, y no tiene nada de malo que la gente opine pero lo que resulta tragicómico es que lo hagan con posturas definitorias, concluyentes y lacerantes cuando lo lógico e indispensable es que eso lo hagan los especialistas en biología humana que, por cierto, ya lo tienen muy claro en las principales publicaciones científicas a nivel mundial, y es que vida como tal inicia cuando se fecunda el óvulo y el resultante comienza a crecer de manera inmediata y continua definiendo a las pocas horas de ocurrida dicha fecundación el ADN que esa persona tendrá hasta el fin de su existencia.
Es en la misma Asamblea de representantes en donde se despreció la vida humana, donde ahora se defiende la vida de los toros de lidia, es en la Suprema Corte de Justicia en donde un ministro trasnochado afirmó que no por ser ser humano se tienen derechos humanos, es el presidente de un partido político acusado de falsear información en su estado durante su bailarina gestión quien afirma que el derecho a decidir de las mujeres está por encima del derecho a la vida, todo un circo de tres pistas en donde la ignorancia y la soberbia acompañaron al egoísmo de quienes creen poder decidir quién debe vivir y quién no.
La NASA gasta miles de millones de dólares en tratar de encontrar vida en otro planeta por sencilla que ésta sea y aquí asambleístas con olor a suadero niegan que un ser con brazos, piernas, cabeza, espina dorsal y demás maravillas que nos regala la naturaleza sea vida y ¡háganle como quieran!
Lo curioso es que los grupos que aprueban el aborto lo llevan a un exclusivo plano religioso (que lo es) aduciendo que es retrógrada quien no piensa como ellos y evaden el perfil de justicia, de humanidad y de legítimo derecho natural, echando a andar una maquinaria absurda en contra de seres humanos sin voz y que no tienen como usted o como yo la suerte de que nadie “decidiera matarnos” antes de los nueve meses de gestación.