Llegó el momento en que Javier Lozano ya no toleró las interrupciones, los cuestionamientos y las descalificaciones de los legisladores -particularmente de Gerardo Fernández Noroña-y reventó:
“Están preguntando cómo le hacemos para mejorar el salario y cuando uno quiere darles la respuesta lo interrumpen. ¿Para qué me mandan traer? Me queda claro que ustedes salieron buenos para criticar y malos para legislar… Yo por mí aquí la dejo presidente”, dijo el secretario de Trabajo, dirigiéndose al diputado Tereso Medina, presidente de la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados.
Noroña no tardó en respingar. Voz en cuello respondió:
“¡Eso no se puede tolerar! ¿Qué está pensando este majadero? ¿Cuáles malos legisladores? Usted es un pésimo funcionario, no va a calificar el trabajo… no va a venir a calificar usted el trabajo que realizamos. ¿Qué le pasa, qué le pasa, qué le pasa?
Se armó el rebumbio. Se alzaban voces de todos lados. “¡Suspende la sesión, suspende la sesión! gritaban Medina.
“¡No suspenda nada!” exigía Noroña, a su vez.
Ante tal situación, el presidente de la Comisión dio por concluida la comparecencia del responsable de la política laboral, luego de cinco horas de toma y daca.
Lozano abandonó el lugar escoltado por los diputados panistas, que lo llevaron a su búnker. Ahí, Lozano se quejaría del maltrato que recibió durante su comparecencia.
La comparecencia de Lozano estuvo plagada desde un inicio por ataques de los legisladores contra el ex priísta. De por sí, la reunión comenzó la petición de Fernández Noroña de guardar un minuto de silencio en memoria del piloto Alejandro López Ibáñez, de Mexicana de Aviación, de 38 años de edad, quien se suicidó ante la falta de trabajo:
“El día de ayer se quitó la vida y en una carta póstuma dijo que terminaba con su vida por no haber encontrado trabajo, lo encontró su madre muerto esta mañana”, refirió el petista.
Poco después, el secretario defendió la falta de empleo argumentando que era un fenómeno mundial y México no era la excepción. Ocasión que aprovechó para exigir la aprobación de la reforma laboral. Intentó hacerlo de buena manera:
“No vengo a satanizarlos -indicó-, y aunque la reforma no es la panacea, la demanda laboral va en aumento, no sólo son los jóvenes, es la población que ya no emigra a Estados Unidos y peor aún, tenemos migrantes de regreso al país”.
Nada parecían escuchar los diputados de las razones o exposiciones de Lozano. Seguían los cuestionamientos de todos los partidos -excepto del PAN-, y el funcionario no se quedaba callado. Incluso también le respondió sus críticas al líder de los telefonistas, Francisco Hernández Juárez, al son de “me extraña que vengan sus comentarios de alguien que lleva 33 años al frente de un sindicato…”.
Fernández Noroña estiró más la cuerda. Cuestionó a Lozano sus ingresos y lo retó a vivir con 60 pesos al mes, y de paso mencionó que tiene a su esposa trabajando en el Consejo Nacional de Fomento Educativo.
A la hora de las respuestas, el secretario del Trabajo declaró: “No le tengo miedo a Gerardo Fernández Noroña, y no le contesté a ese majadero porque no soy vulgar”.
El caso que aquello subió de tono hasta que finalmente reventó. Y así, por segundo día consecutivo, Fernández Noroña, protagonizaba otro escándalo en la Cámara de Diputados.