Andrés Manuel López Obrador movía las manos con nerviosismo mientras preparaba su respuesta. Francisco Aguirre, presidente de Grupo Radio Centro, repitió la dosis: “¿Qué te diferencia de Marcelo Ebrard?”, preguntó el empresario.

 

El ex candidato presidencial guardó uno de sus largos silencios. La pregunta, dijo, “me  parece  de mal gusto” y se decidió de entrada por no caer en la polémica. Soltó: “Se van a quedar con las ganas” aquellos que desean ver una confrontación al interior de la izquierda.

 

Los industriales no quedaron cómodos con la respuesta. El tabasqueño abundó entonces:

 

“Creo que los ciudadanos saben qué representamos cada uno y vamos a dejar que ellos juzguen. Yo no quiero la confrontación con Marcelo, no voy a dar pie a ello, es hasta de mal gusto decir que yo ofrezco esto que mi compañero y amigo no ofrece. Yo lo que creo es que hace falta un cambio de régimen; si no hay un cambio real en el país, no vamos a encontrar una salida como pueblo y como nación”, explicó López Obrador.

 

El arribo del político tabasqueño a la 53 Semana Nacional de la Radio y Televisión causó una fuerte expectación luego del distanciamiento que había existido entre el aspirante de la izquierda a la Presidencia de México y los dueños de los medios electrónicos. Algo que se evidenció con las declaraciones de Tristán Canales, presidente del Consejo Directivo de la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión (CIRT), quien aseguró que los ataques que han recibido por parte del perredista no son impedimento para buscar un diálogo con él.

 

Aunque López Obrador negó tener “un pleito” con los medios, su discurso no estuvo exento de críticas a la manera en que operan los grandes consorcios de la comunicación.

 

“La transformación de México requiere de todos y ustedes son actores fundamentales, entre otras cosas, porque los medios de comunicación deben cumplir con una función social y deben garantizar el derecho del pueblo a la información, asunto que en honor a la verdad no se ha podido concretar debido a que prevalecen intereses económicos y políticos en los medios de comunicación que se sitúan por encima del interés general, aunque hay desde luego, existen honrosas excepciones”, afirmó el dirigente del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

 

“Por eso creemos –siguió- que es indispensable democratizar los medios de comunicación. Esto lo lograremos sin expropiar empresas o quitar concesiones, con respeto a la legalidad, buscando siempre persuadir, convencer con argumentos y enfrentando las prácticas monopólicas con la más amplia competencia”, aseguró el tabasqueño, e hizo un llamado a los industriales de la comunicación para estar a la altura del proceso electoral de 2012.

 

“La libertad de expresión es un derecho que nada ni nadie debe impedir o condicionar, nada de censura. Es preferible el exceso de libertad que el autoritarismo. Ojalá, lo digo de manera sincera, en estos tiempos definitorios para la vida pública de México, que los medios de comunicación estén a la altura de las circunstancias”, dijo López Obrador.

 

Durante su participación en el foro, López Obrador aseguró que él no está en contra de los empresarios, “no soy antiempresario, estoy en contra de las fortunas mal habidas”; y comentó que en caso de llegar a la Presidencia de México, su gobierno promovería un programa de austeridad y una reforma fiscal progresiva que, junto a otras medidas, podrían liberarse hasta 800 mil millones de pesos para impulsar el desarrollo del país y la creación de empleos.

 

Advirtió que el estancamiento económico de México en los últimos 30 años y la falta de oportunidades es el factor determinante para explicar el actual escenario de violencia que padece el país, por lo cual, el combate al crimen organizado no puede librarse sólo con medidas policiacas.

 

Casi al finalizar el evento, Rogerio Azcárraga, presidente de Grupo Fórmula, preguntó al tabasqueño si México debería seguir el ejemplo de China o Brasil, países cuyo crecimiento económico se ha convertido en un referente obligado en el contexto de una crisis financiera global que tiene en jaque a Estados Unidos y varios países de Europa.

 

“La diferencia está en que en esos países hay crecimiento de la economía porque se ha fomentado la actividad productiva, en México no, y eso explica mucho”, señaló López Obrador, quien remató: “Si no nos hubiesen robado la Presidencia, no estaría así el país, se los aseguro, y el ejemplo no sería Brasil y Lula, sería México”.