El gobierno federal, bajo la omnipresente visión de García Luna se ha concentrado en buscar centralizar la fuerza pública. Mantienen la permanente descalificación a las autoridades locales. Algunas son lamentables, pero omiten destacar ejemplos exitosos y replicables. Pasan por alto que la descentralización funciona si se establecen los contrapesos adecuados. En la lógica de sumisión al “tlatoani”, descartamos el impacto de la colaboración sociedad-gobierno.

 

Sonora es un caso interesante. A pesar del asedio constante, es el único estado fronterizo en relativa paz y cuyos índices de desarrollo mejoran continuamente. Hace cuatro años que su gobierno aplica un efectivo modelo integral de prevención y reacción ante el crimen. Como no se reconocen logros generados por acciones distintas al uso de la fuerza, se asume que su paz se debe al control del Chapo. Prefieren asociarla al mítico narco que a la capacidad de la autoridad estatal para trabajar con su sociedad.

 

Sonora estableció un semáforo delictivo. Es un sistema de información que permite el seguimiento puntal y cotidiano del delito y la autoregulación de la sociedad. Se alimenta con denuncias del C4. Se complementa con información de procuradurías, secretarías de seguridad pública y con encuestas locales (para compensar la no denuncia). Refleja la evolución de cada delito, por municipio, colonia, hora y día de incidencia.

 

Ernesto Munro, secretario de seguridad, lo fortaleció. Lo complementó con un programa integral de prevención: “la cruzada por la seguridad”. Estado y municipios dan seguimiento mensual al semáforo. Adaptan acciones preventivas y ofensivas acorde a sus resultados.

 

Las reuniones estatales y municipales  son incluyentes. Incorporan al gabinete de seguridad de los tres órdenes de gobierno, al de desarrollo social, a representantes de la sociedad civil y a medios de comunicación.

 

El análisis público y puntual de cada delito permite establecer metas concretas para su reducción y poner en evidencia a la autoridad que falle en tareas específicas. Facilita el  entendimiento de sus principales causas. Allana el camino para informar y enseñar a las comunidades a protegerse. Complementa la información con acciones de desarrollo social focalizadas y consistentes con las necesidades detectadas.

 

La información es clave para que las ciudadanía complemente la ofensiva gubernamental. Por ejemplo, reducen el robo con: i) patrullaje; ii) alertas a las colonias afectadas sobre zonas, días y horas de mayor incidencia; iii) capacitación para desarrollar acciones vecinales; iv) mejoras en el alumbrado y toma de espacios públicos.

 

El semáforo debiera ser administrado por los ciudadanos para garantizar continuidad e inducir la rendición de cuentas. Los números son la mejor herramienta para presionar a la autoridad. Sin embargo, la clave de su éxito radica en el consistente seguimiento, la flexibilidad y creatividad de las soluciones y la inclusión de las áreas de desarrollo social, de ciudadanos y medios. Esto permite desarrollar estrategias precisas para informar e incorporar a la sociedad en la instrumentación de soluciones.

 

Ni el gobierno ni la sociedad pueden solos. Sonora muestra que más allá de las balas, la información y la colaboración son cruciales para que la sociedad se reorganice y prevenga el delito. No todas las administraciones locales son inútiles. Son más exitosas las que colaboran con sus ciudadanos que las que se someten al gobierno federal.

 

@cullenaa | FB: La caja de espejos