Si se dividieran las medallas por género, el deporte femenil de México ocuparía el tercer lugar en los Juegos Panamericanos, sólo por detrás de Estados Unidos y Canadá; en cambio, en la rama varonil lo logrado sólo alcanzaría para estar en el sexto lugar del medallero de Guadalajara 2011.

 

Es inevitable. México impondrá una nueva marca de medallas en su historial en Juegos Panamericanos, y hará valer el peso de ser el anfitrión de la fiesta. Desde la primera semana de competencias, la incertidumbre perdió fuerza, y eso que hubo “medallas” que se cayeron del presupuesto como la de Juan René Serrano, el abanderado de la delegación que era candidato a ganar dos oros y se quedó apenas con una plata en el tiro con arco.

 

Otro que se quedó corto fue el marchista Eder Sánchez, quien batalló para quedar apenas rezagado a un sexto lugar en la prueba de los 20 kilómetros. Tampoco el taekwondo, pese a entregar cinco preseas otorgó las cuentas esperadas, pero la contundente aparición de varias atletas mexicanas que dominaron sus disciplinas, ha enmendado la plana a toda la delegación.

 

Los fríos números que suelen decir misa en el mundo del deporte, dejan ver que las mujeres mexicanas, entre las latinas presentes en Guadalajara 2011, son las que mejores resultados han entregado en estos juegos.

 

Sólo las representantes de Estados Unidos y Canadá –países en donde las condiciones deportivas para las mujeres son mucho más equitativas- han sido capaces de sumar más de las 12 medallas de oro que han recolectado las deportistas aztecas -hasta el martes 25- que superan a sus competidoras brasileñas y cubanas, lo que no sucede en la rama varonil.

 

A pesar de que el último censo afirma que las mujeres representan 51.2% de la población del país (57.4 millones), en la delegación que fue inscrita para participar en esta justa panamericana, siguen siendo minoría, pues sólo 43% de los 640 deportistas son féminas (276), el balance de los éxitos logrados por género muestra un claro desequilibrio a favor del deporte femenil mexicano, que ha aportado más del 60% de las medallas de oro y del 65 % del total acreditado si se incluyen las platas y los bronces.

 

Por supuesto la guapa Cinthia Valdez levantó la mano con fuerza, al conquistar cinco preseas, dos de oro en Aros y Clavas, y tres de plata en listón, pelota y all arround, siendo la máxima figura mexicana en la primera semana de competencias.

 

Pero no fue la única que se despachó a lo grande. Paola Longoria lo hizo también con generosidad al ganar tres oros en el racquetbol; también brillaron Samantha Terán en el squash y Alejandra Valencia en el tiro con arco, con dos oros cada una, demostraron que el deporte femenino en digno de mayor confianza y apoyo que el de los hombres, al menos por la cosecha de éxitos en Guadalajara 2011.

 

A esta gran cosecha de preseas se agregarán en los días finales de los juegos, las que pueda aportar la clavadista Paola Espinosa, favorita a repetir como multimedallista, igual que sucedió en Santo Domingo 2003 y en Río 2007, eventos en las que acumuló un total de seis preseas.

 

Pero no todo lo que brilla es oro; sin alcanzar la mayor conquista, otras competidoras han dejado su huella. La pareja del voleibol de playa, que conformaron Mayra García y Bibiana Candelas, animaron una de las disciplinas más espectaculares, la que se desarrolló en las playas de Puerto Vallarta. Tras perder la final frente a Brasil, debieron conformarse con una nueva medalla de plata, igualando lo conseguido en Santo Domingo 2003.

 

Incluso en deportes colectivos, las mujeres se han hecho notar; en el basquetbol dieron la nota, al llegar a la Final, lo que no sucedía desde los Panamericanos de 1975, efectuados también en casa.

 

Otras deportistas también realizaron méritos suficientes para haber aportado su cuota, como el equipo de nado sincronizado, que como mínimo pareció merecer el bronce, que acabó en poder de Brasil luego de decisiones desconcertantes de los jueces, quienes lograron hacer irritar a una multitud maravillada por las rutinas de sus compatriotas, auténticamente despojadas del debido reconocimiento metálico.

 

Por lo sucedido recientemente en los grandes eventos deportivos, queda claro que detrás de una buena cosecha de éxitos, hay siempre una gran mujer entregando cuentos y cuentas felices, y enseñando un camino luminoso a seguir.