El problema no son las cumbres, son los políticos, nos dirían los europeos por lo sucedido durante las últimas reuniones, sin embargo, los latinoamericanos damos un paso adelante para demostrar que, más allá de los políticos, nuestra región corre hacia atrás con entusiasmo estratégico.

 
Las cumbres iberoamericanas se han convertido en modelos de regresión diplomática. De la Guadalajara salinista a la de Asunción luguista hemos retrocedido 20 años. Demostramos al mundo que somos campeones en el descomponer el tiempo.
 
El fin de semana pasado, de los 22 jugadores convocados en Asunción, asistieron 11. El partido no fue suspendido pero los 11 presentes tuvieron que multiplicar su ánimo para “cubrir la totalidad de la cancha”. El resultado fue desastroso. Rafael Correa fue el máximo goleador del partido y como premio se llevó el título del ridículo de la Cumbre.
 
Pamela Cox, vicepresidenta del Banco Mundial entró a la cancha y lo primero que recibió fue una zancadilla por parte Rafael Correa. El presidente de Ecuador se dirigió al árbitro para justificar la agresión: es una “chantajista” por haber cancelado un crédito previamente concedido a su país después de que él llegara al poder. Los ojos del árbitro, el anfitrión, Fernando Lugo (presidente de Paraguay) se abrieron como lunas llenas. Con el balón en las manos le dijo a Correa que la cumbre se trataba de “un foro amplio y abierto”. Evo Morales, experto en repartir “leñazos” se acercó a defender a Correa: El BM y el FMI deberían “pedir” disculpas por el daño provocado a la región, sentenció el presidente Morales. Para ese momento la cámara húngara se nutría de participantes. Era el turno para José Ángel Gurría, de la OCDE. Correa continuó con el golpeteo verbal. Solicitó que durante la próxima cumbre de los “países ricos” (en referencia a la cumbre del G-20 en  Cannes) se le otorgue “reciprocidad” y vaya “un latinoamericano a darles cátedra”.
 
Hugo Chávez prefirió observar el partido por televisión. Su ausencia responde a un viejo pleito con Fernando Lugo pues éste no le quiere abrir las puertas de MERCOSUR. Cristina Kirchner no asistió para no cancelar su cátedra de Política Bananera. 365 días atrás murió su esposo y, por lo tanto, era mucho más importante quedarse en casa para recordarlo que asistir a la cumbre Iberoamericana.
 
Zapatero se presentó en la cancha con problemas de posición. Es culé y admira a Messi. Pero su partido en Paraguay fue errático, ni defensa ni delantero. En la portería, imposible. A 20 días de las elecciones generales españolas su presencia no fue, ni siquiera, simbólica.
 
El rey Juan Carlos, dese hace 4 años, perdió protagonismo en el interior de las cumbres Iberoamericanas. No se olvida aún su figura descompuesta al confundir la cancha con un ring. En aquella ocasión subió, con relativa facilidad, al ring para disputar, en noviembre de 2007, el título del púgil protagónico de la Cumbre Iberoamericana. Hugo Chávez, sonriente, lo esperaba con los guantes bien puestos. Lo dejó sobre la lona. El rey no se pudo levantar.
 
Las paradojas siempre tienen por costumbre presentarse en los peores momentos. A más globalización, menos unión. A más comercio (con China), menos interés de América Latina por Europa (en crisis). Lo anterior ha variado durante el tiempo.
 
Lo único que no varía es el juego llanero de los admiradores del Gran Fidel: Evo, Hugo, Rafael, Daniel…
 
¿Cuándo nacerá el primer Mundial de Futbol Llanero? Desde ya, existe el primer campeón. Su discurso es moderno pues  establece que el Muro no se ha levantado y que una religión política será establecida por Lenin.