Leer las etiquetas que contienen la información nutrimental de los alimentos empaquetados puede ser complicado, sobre todo si no se comprenden los números que vienen allí. Al final uno puede terminar consumiendo más grasas y azucares de lo que se debe hacer en un sólo día.
 
“Es muy difícil entenderlas porque los datos que me dan son por porción y el producto que viene allí no es una porción, son varias”, explicó Guliana Padilla, investigadora de la carrera de Nutrición y Bienestar del Tecnológico de Monterrey, campus Ciudad de México.
 
La nutrióloga recomendó revisar el número de porciones que tiene el empaque y de cuánto es cada porción. Las porciones se marcan en gramos, mililitros o por pieza.
 
“Por ejemplo, si se tiene un paquete de seis galletas, la etiqueta puede decir que cada porción son dos galletas y el paquete contiene tres porciones en total”, dijo Padilla.
 
Después, hay que revisar la cantidad de azúcar, grasa, contenido energético y sodio. “No importa si tienen vitaminas, minerales y esas cosas que les ponen a los alimentos. Lo más importante son esos cuatro puntos”.
 
Una vez revisados, se debe multiplicar los valores de la tabla por el número de porciones; los totales serán lo que la persona va a ingerir una vez que coma todo el producto.
 
“En el caso de las galletas, si uno se come todo el paquete, debe multiplicar los números por tres, y todo eso es lo que está comiendo realmente. Pero eso no debe rebasar ciertos límites porque entonces el producto ya no es bueno”.
 
De acuerdo con Padilla, todos los productos deben tener menos de 15 gramos de azúcar; 300 calorías máximo; seis gramos de grasas en total, incluyendo las saturadas, poliinsaturadas y monoinsaturadas; y no más de 1.2 gramos de sal o sodio en total. Esto es, el paquete de galletas completo no debe superar estas cantidades.
 
La revisión se debe hacer sobre todo en pan dulce, galletas, pastelitos, el yogurt bebible, las barras del desayuno, los refrescos, jugos embotellados y las papas fritas que son los que se comen en una sola comida.
 
Además, no se debe rebasar la ingesta promedio de calorías. Padilla indicó que lo ideal es que el producto proporcione entre 187 y 300 calorías como máximo. De esta manera, el producto está en los límites de la ingesta diaria, que en promedio es de dos mil 500 calorías, dependiendo de las actividades que se realicen.
 
Padilla señaló que esto es difícil para los consumidores. “Las etiquetas deberían ser más sencillas y poner en esa tabla los valores totales del alimento, en lugar de ponerlo por porción, así sería más sencillo para la gente porque no tendría que multiplicar. Sobre todo en los alimentos que se consumen en una sola comida, como refrescos, papitas o galletas”.
 
Mauricio Hernández, subsecretario de Prevención y Promoción de la Secretaría de Salud, coincidió en lo complejo de las etiquetas actuales y aseguró que ya hay una propuesta para modificarla.
 
“Nosotros estamos impulsando un etiquetado más simple que sea una palomita, y que esa palomita le permita al consumidor comparar rápidamente dos productos similares; el que tenga la palomita es el de mejores contenidos nutrimentales”, indicó.
 
Sin embargo, la industria alimentaria se ha manifestado en contra de las nuevas etiquetas. “Ellos están convencidos de que este etiquetado actual es mejor y educa al consumidor, pero los estudios indican que es muy complejo”, añadió.
 
Por ello, el próximo año podría estar lista la propuesta para crear una nueva Norma Oficial Mexicana, en la que se establezca la nueva etiqueta.