La reunión de la Cumbre del G20 en Cannes debía haber sido el bálsamo reparador que certificase la validez de los acuerdos tomados una semana antes en la Cumbre del Euro. Cierto que existe un gran escepticismo sobre la capacidad resolutiva del G20, a partir del formato de cumbres de jefes de Estado y de gobierno, que desde noviembre 2008 y a raíz de la crisis tomó en su reunión en Washington. El G20 desde entonces ha intentado actuar como gestor de la crisis y en cierta medida lo consiguió en 2009 cuando los mercados amenazaban la estabilidad financiera. A partir de 2010, con la crisis de la deuda soberana de la eurozona, el G20 ha reducido su eficacia, a pesar de la imperiosa necesidad de disponer de un mecanismo de gobernanza económica global.

 

La reunión de Cannes era una oportunidad para establecer la que debería ser una prioridad para el G20, que es un marco institucional de coordinación macroeconómica internacional. También urgía comprometer a los miembros del G20 que representan a las economías emergentes, su apoyo financiero para estabilizar los mercados aunque compensándoles con su participación en el mecanismo de toma de decisiones.

 

El lunes pasado, justo cuando el país anfitrión estaba más pendiente de los detalles y de la apretada agenda protocolaria, Papandreu el primer ministro de Grecia decidió convocar un referéndum para que sus ciudadanos tomasen la decisión sobre el paquete de rescate financiero aprobadas por la UE el miércoles anterior. Grecia, sin estar en el G20 provocó el temblor del mundo financiero, el hundimiento de las bolsas (tan eufóricas el jueves anterior) y el enojo del dúo Zarkozy-Merkel, que convocaron a Papandreu horas antes del inicio dela Cumbre. Sibien Grecia tiene todo el derecho a convocar un referéndum (la posible respuesta al mismo ya la descontaron los mercados) no debería hacerlo de manera sorpresiva, sin advertir previamente a sus socios, cuyos bancos soportan parte de la deuda y con los que habían acordado un cortafuegos para que no se extendiera la crisis dela deuda. Greciasin estar en el G20 les sustrajo protagonismo, que en parte se recuperó después de anunciar a las pocas horas que no habría referéndum. Este anuncio y la del nuevo presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, de rebajar un cuarto de punto el tipo de interés, hizo que las bolsas y los mercados de deuda pública se recuperaran de nuevo. En la reunió del G20 Italia aceptó “voluntariamente” la supervisión fiscal del FMI en el proceso de reformas y ajuste. Podría parecer que Berlusconi muy en su línea mediática, dilató una semana su compromiso de ajuste económico para tener los reflectores del G20, en lugar de la Cumbre del Euro que era donde le correspondía. Según el FMI la supervisión fiscal, es a causa de la escasa credibilidad del cumplimiento italiano.

 

En este contexto tan Europeo, por su ubicación y porque los problemas del euro, ocuparon un lugar central, el G20 llegó a la siempre esperada declaración final. Las prioridades de la agenda francesa, entre ellas, reforma del sistema monetario internacional, reforzamiento de la regulación financiera, combate a la volatilidad de los precios de las materias primas y alimentos no se alcanzaron totalmente. No hubo acuerdo para la reforma de las instituciones financieras internacionales aunque en el lenguaje oficial de la declaración es que se han hecho progresos. No hubo acuerdo para la devaluación del yuan, aunque el lenguaje oficial es que se afirma el compromiso para ir rápidamente hacia un sistema de tipos de cambio determinados por el mercado y que reflejen los fundamentales económicos.  Las autoridades chinas no se comprometieron a la compra de deuda soberana europea, aunque si se avanza en un mecanismo de contribuciones voluntarias a través de una estructura especial del Fondo Monetario Internacional, para una mayor disponibilidad de recursos adicionales para entrar al rescate del euro si es necesario. Si hubo un compromiso, no obligatorio para el control del precio de los alimentos a través de un sistema para reforzar la transparencia de los mercados de productos agrícolas. Yla Comisión Europeano consiguió apoyo a su propuesta de un impuesto a las transacciones financieras.

 

Treinta y tres conclusiones, la última agradeciendo a Francia como país anfitrión y la conclusión 32 otorgando a México la próxima la presidencia del G20 a partir del 1 de diciembre y con la cumbre en los Cabos, Baja California, en junio de 2012. Asimismo Rusia ocupará la presidencia en 2013, Australia en 2014 y Turquía en 2015. Después de 2015 las presidencias anuales del G20 tendrán un carácter rotatorio por grupos regionales, iniciándose en Asia con la agrupación de China, Indonesia, Japón y Corea. Las cumbres del G20 se alejan de Europa por lo menos hasta 2016, esperemos que también los problemas del Euro ya no ocupen un lugar central y que el G20 no sea más Euro-Feo

 

*Director de Foreign Affairs Latinoamérica