Tucson, Arizona.- “A ver, muchacho, pásame el número de tu contacto”, grita desde el volante el chofer del shuttle que está a punto de arribar a la comunidad de La Mesa.
Desde la parte trasera del vehículo, el joven de aproximadamente 18 años, obeso y con la modorra marcadísima en el rostro, busca el número guardado en su viejo aparato celular. Se lo dicta al conductor que lo marca mientras mira la carretera recta en la que traslada a los 12 pasajeros a distintas partes de Arizona.
“No contesta nadie. ¿Qué hacemos?”, grita el chofer, visiblemente molesto.
“Pues te doy otro, compa”. Y enseguida el muchacho gordo proporciona un segundo número telefónico. “Al que te conteste, dile solamente que soy El Kirri, que me espere donde quedamos”.
El chofer permanece un buen rato con su celular al oído.
Nadie le contesta.
Le pregunta al joven que tras cinco horas de viaje huele a sudor ,que ahora qué se le va a hacer.
“¿Qué hago? ¿Dónde te dejo?” El Kirry propone que lo baje del shuttle cerquita de La Mesa, en el rancho de un primo, porque “ahí ya no me pierdo y no tengo peligro”.
El conductor le advierte que no quiere problemas pero hace una serie de maniobras para cambiar su ruta.
Los movimientos bruscos despiertan a dos mujeres que descansan con sus bultos de ropa y otras pertenencias en las piernas.
La camioneta de transporte público salió de Nogales, Sonora, por la mañana y hace una hora y media abandonó la terminal de Tucson, Arizona, una instalación perdida en un suburbio de esta ciudad.
“Ahí llegan muchos que vienen de México a buscar trabajo por acá”, platica el taxista ruso que suele recomendar este transporte a los turistas, principalmente por barato.
Las siguientes paradas del shuttle serán en La Mesa y el destino final, la pujante ciudad de Phoenix. Los pasajeros van descendiendo donde le indican al conductor y ya los espera su respectivo contacto. Hasta ahí termina el trato.
Las paradas, y así es el acuerdo antes de contratar el servicio de transporte que atraviesa la frontera, se llevan a cabo afuera de tiendas de conveniencia o negocios establecidos en los que hay movimiento de compradores, nunca en zonas deshabitadas o en las que los pasajeros pudieran sufrir algún riesgo.
Y es que María Elena, una mujer de 48 años que viaja en la camioneta lo reconoce. “No tenemos papeles. Aquí tenemos la ventaja de que nos cuidan. El trato ya se hizo y los policías gringos pasan sin ningún problema”.
Ella regresó a Arizona después de llevar a su hija a Guadalajara, donde se quedará a radicar ya de manera permanente. Pero ella tuvo que regresar, se vio obligada a pedir otra vez el servicio particular de transporte y no sabe cuándo tendrá que volver a hacerlo.
Las camionetas salen de la terminal más o menos cada hora. Es decir, el flujo de mexicanos es constante. La mayoría, sí toca el territorio estadunidense, pero hay algunos que solamente cambian de comunidad dentro de la Unión Americana. Para ellos el costo del boleto es de 35 dólares. Barato, si se compara con otros servicios dentro del país.
“Digamos que yo pagué más de mil 500 dólares”, dice la mujer antes de bajar en las cercanía de Phoenix. Toma dos bultos y otros dos más se los lleva su contacto. Ambos se pierden entre las calles de un barrio residencial.
A algunos de los pasajeros, el chofer extiende una tarjeta poniéndose a la orden “para cuando vuelva a ofrecérsele”.
El slogan de la empresa es “Donde conocemos el valor de su tiempo” con la silueta de una da las camionetas, que en apariencia operan bajo la ley.
¿A dónde van?
Una hipotética expulsión de los migrantes provocaría pérdidas por 1.7 billones de dólares anuales en la economía de Estados Unidos.
El estado de Arizona, ubicado al suroeste de los Estados Unidos, en la frontera con Sonora, tiene como ciudad capital a Phoenix, la urbe estadunidense con mayor crecimiento . De acuerdo con datos de la Comisión de Salud Fronteriza México-Estados Unidos (CSF), las actividades económicas más importantes de este estado son la industria, la minería, la agricultura y las relacionadas con el turismo, pues el norte del estado alberga una de las atracciones naturales más conocidas del mundo: el Gran Cañón.
La CSF establece que los sectores que emplean a más personas son, en este orden, los servicios, el comercio, la industria y la construcción. Se calcula que la tierra dedicada a actividades agropecuarias es de 50% de la superficie del estado. Las parcelas son las de mayor extensión en la Unión Americana, ya que tienen una media de 2 mil 38 hectáreas y 47% se dedican al cultivo y el resto a la ganadería.
El Estado mantiene y controla los sistemas de irrigación. Los cultivos principales son el algodón (es el cuarto estado con mayor producción), verduras (sobre todo lechugas) y heno. La ganadería se basa en el vacuno que es la base de una potente industria de productos lácteos.
De acuerdo con el estudio titulado “Un recurso esencial”, elaborado por el economista Ray Perryman, Arizona descansa significativamente en la mano de obra barata que ofrecen los inmigrantes –en especial los indocumentados– a sectores económicos fundamentales en su progreso, como la agricultura y el turismo.
Según esta investigación, los inmigrantes representan la columna vertebral de la economía y una hipotética expulsión simultánea de los 8.1 millones de trabajadores y trabajadoras indocumentados que habitan en Arizona provocaría que la economía nacional perdiera 1.7 billones de dólares por año, cifra que incluye la suma de sus aportaciones al Producto Interno Bruto (PIB), como a las ganancias generadas por consumo.
Arizona cuenta con una gran superficie boscosa, equivalente a 25% de su territorio. Las dos terceras partes de estos bosques están protegidos por el gobierno, que los ha clasificado como Parques Nacionales, por lo que su industria maderera es escasa. En tanto que los recursos mineros, aunque han experimentado un retroceso en los últimos años, continúan siendo fundamentales en la economía no sólo del estado, sino del país.
Es el cuarto estado con mayor extracción minera: en sus minas se obtiene 69% del cobre de los Estados Unidos y 31% del molibdeno, un mineral que da al acero mayor dureza, ductilidad y resistencia a altas temperaturas, y es esencial para piezas de avión, autos y en la construcción. También es rico en oro, plata y carbón, así como en materiales de construcción como son la grava, el cemento y la piedra de cantería.
La Oficina del Censo en Estados Unidos reportó que en 2010, Arizona tenía una población de 6 millones 392 mil 17 personas, de los cuales 29% correspondía a habitantes de origen hispano o latino y que el ingreso per cápita anual es de 25 mil 203 dólares, sólo mil 800 dólares por debajo de la media nacional.
El estudio de Ray Perryman señala que, como promedio, las y los indocumentados representan cinco por ciento de la fuerza laboral en el país, y en 10 estados suman un porcentaje mayor, como en Arizona donde son 12 por ciento. Arizona, California, Florida, Illinois, Nueva Jersey, Nueva York y Texas son los estados que más dependen de las y los trabajadores indocumentados, particularmente en los sectores de servicios, construcción y agricultura. Redacción