Expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), con apoyo de la World Monuments Fund, lograron controlar el problema de humedad interna del Templo de Quetzalcóatl, en Teotihuacan, creado hace mil 850 años.
Emblemático por sus cabezas de serpientes ataviadas con plumas esculpidas en bajorrelieve, dicho templo presenta un estado de conservación estable, luego de un proceso de recuperación emprendido hace ocho años, en el que se realizó un drenaje de aireación frente al monumento piramidal, y pozos de ventilación, a cada lado de su escalinata.
En un comunicado del INAH, el restaurador de este instituto Rogelio Rivero Chong, informó que además de dicho sistema de ventilación, las labores emprendidas incluyeron la eliminación de cemento aplicado en intervenciones realizadas en décadas pasadas, material que no permitía la evaporación.
Tras el retiro de ese aglutinante, comenzó la aplicación de una estrategia que continúa al día de hoy: la aplicación de capas de sacrificio (revestimiento) en los relieves más dañados, de manera que es en éstas donde ahora cristalizan las sales que provocan que se rompa la piedra; con esto se ha logrado reducir en 80 por ciento la pérdida de relieve original.
El especialista de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH, detalló que entre los estudios efectuados, se encuentra el análisis físico y químico de los materiales, difracción de Rayos X, y análisis de petrografía. “Lo que se determinó es que el deterioro tenía que ver con el intemperismo propio de la piedra y que éste se aceleró con intervenciones realizadas con cemento, de suerte que comenzó un proceso de argilización, que es la transformación de rocas no arcillosas en arcilla”, apuntó Rivero Chong, responsable del proyecto.
Otras de las tareas efectuadas en esta pirámide, dijo, han sido la preparación de mezclas con tezontle y arena, limpieza en seco y en húmedo; además del aseguramiento, anclaje mecánico y la recuperación de los elementos escultóricos que estaban a punto de caerse o que ya se habían desprendido.
Con esta serie de acciones, y principalmente con el drenaje y los pozos de aireación que han acelerado el proceso de eliminación de la humedad, se ha avanzado en la atención de esta problemática, subrayó el especialista.
Puntualizó que paralelamente, “en diciembre del año pasado se realizó un levantamiento tridimensional del también llamado “Templo de la Serpiente Emplumada”, mediante el uso de la tecnología escáner láser, lo cual permitirá continuar el control topográfico de la intervención.
Se trata, señaló, de un proyecto de mediano y largo plazo, con el objetivo de que el edificio recupere y mantenga un equilibrio inducido por nosotros.
Esta iniciativa, añadió, comenzó con un registro fotográfico puntual de la fachada y estableciéndose sectores de trabajo para controlar la intervención, además de registrar, por los cinco lados, los característicos relieves pétreos con representaciones de cabezas de serpiente.
Recordó que entre 1918 y 1921, el arquitecto Ignacio Marquina ya había realizado un dibujo, el cual fue inexacto en los últimos cuerpos, por lo que se tuvo que mejorar el dibujo, que culminó proporcionando nueva información.
“Por ejemplo, determinamos que al menos hubo tres maestros o tres pares de manos para la colocación de las plumas y de las cabezas de serpiente; también en determinado momento no fue suficiente la piedra para concluir las alfardas y terminaron sólo poniendo los arranques de sillares, recubriendo lo demás con argamasa de gravillas y con estuco”, concluyó Rogelio Rivero.
En el Templo de Quetzalcóatl se observa la representación de serpientes que al parecer están en un medio acuático, como lo refieren las conchas y caracoles tallados que hay en sus cuerpos.
Recientes interpretaciones sugieren que el edificio estaba relacionado con la creación del tiempo y del calendario, y con la serpiente emplumada como númen de los gobernantes.