Los programas de pensiones y atención a los adultos mayores representan un esfuerzo de los gobiernos para mitigar los problemas de marginación, falta de ingresos económicos, desnutrición, enfermedades y abandono familiar que enfrenta este sector de la población, sin embargo la ONU cuestiona la continuidad de estas medidas conforme aumente la cantidad de personas que necesitan asistencia en su ancianidad.
Para 2050, 22% de la población en el mundo tendrá más de 60 años. Sin embargo, los gobiernos y la sociedad apenas están revisando sus políticas de atención hacia este sector. Refirió que en el caso de México aplica un programa de pensiones para adultos mayores, similar a otros en China o Finlandia.
El informe “Estado de la Población Mundial 2011”, elaborado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas hace una revisión y compara a países tan distintos entre sí como México, China, Etiopía, Finlandia e India, donde la población de más de 60 años enfrenta problemas similares en cuanto a marginación, falta de ingresos económicos, desnutrición, enfermedades y abandono familiar.
Subraya la migración de las generaciones más jóvenes hacia otras ciudades o países donde hay más oportunidades para el crecimiento de sus familias, que implica dejar a padres y abuelos completamente solos y a merced de lo que los gobiernos puedan proporcionar.
México está señalado como uno de los países que tiene este tipo de migración, pero también es una de las naciones en las cuales su población más joven considera a los adultos mayores como una carga económica para la familia. El estudio destaca por ello la labor del gobierno federal para otorgar pensiones a adultos mayores que contribuyen a su gasto diario, “y tal vez a disminuir las tensiones entre generaciones”.
“Es una buena solución para los ancianos en las zonas rurales, porque todos sabemos que los hijos comienzan a considerar que sus padres y madres de más de 70 años son una carga. Pero, como ahora reciben un cheque cada dos meses, ya no son una carga; al menos, tienen dinero para comprar alimentos y eso facilita la vida”, asegura Sara Topelson Fridman, subsecretaria de Desarrollo Urbano de la Secretaría de Desarrollo Social.
Esta misma estrategia se reproduce en China, donde las comunidades con más ancianos reciben ayuda del gobierno y cada de mes se les entrega el equivalente a 7.7 dólares para sus necesidades primarias. Pero si las personas llegan a 90 años, la ayuda se duplica; y alcanzan los 100 años, el ingreso se vuelve a duplicar, alcanzando los 28 dólares mensuales.
En otras naciones como India se está planteando la misma ayuda económica a través de leyes que obliguen a los gobiernos a otorgar este tipo de pensiones, pues al ser una nación pobre los ancianos padecen enfermedades y desnutrición por la falta de dinero.
En cambio, países como Finlandia enfrentan problemas de soledad y falta de cuidados a esta población. Aquí los centros de atención social y médico son responsabilidad compartida de los gobiernos municipales y la sociedad, ya que los internos pagan de acuerdo con sus posibilidades económicas (de mil hasta tres mil 500 euros al mes) y reciben atención las 24 horas del día.
Estos centros son de primer mundo, con habitaciones individuales, sauna, salón de ejercicios, restaurante, biblioteca, salón de belleza, un centro de artesanías, masajes y servicios quiroprácticos. Ante el incremento de esta población la pregunta es: ¿cuánto puede durar este nivel de atención, a medida que vayan aumentando las cantidades de personas que necesiten asistencia en su ancianidad?
De acuerdo con la División de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas, en 1950 los ancianos eran apenas 8% de la población; para 2009 representaban el 11 por ciento, y en 40 años esta cifra se duplicará.