Hay viejas y nefastas prácticas que no terminan de morir. Es el caso de las recurrentes tentaciones de usar el dinero público para fines privados argumentando la defensa de causas populares como el empleo.
Hoy el líder sindical y diputado perredista Francisco Hernández Juárez planteará en la Cámara de Diputados un punto de acuerdo de su fracción parlamentaria para incluir en el presupuesto de egresos 2012 una partida por 3 mil millones de pesos para ‘rescatar’ a la casi extinta línea aérea Mexicana de Aviación.
Según este punto de acuerdo de la fracción perredista, los recursos públicos utilizados en el rescate no irán a fondo perdido sino que los inversionistas que adquieran la línea aérea deberán devolver estos recursos al erario público. En pocas palabras Hernández Juárez propone una especie de ‘respaldo’ en efectivo del gobierno para ‘resucitar’ a Mexicana y hacer más atractivo el proyecto empresarial de la línea aérea.
La propuesta que hace pública Hernández Juárez y que llevará al Congreso, en realidad ha sido una demanda constante de los inversionistas interesados en adquirir la malograda línea aérea. Varios de estos empresarios pusieron como condición para su compra, y siguen haciéndolo, que el gobierno asuma como pérdida los abultados adeudos que tiene Mexicana por impuestos, derechos, combustibles y créditos con diversas entidades públicas y que supera los 200 millones de dólares. O se satisfacía esa condición para adquirir Mexicana o los escasos activos que quedan en la aerolínea estarían condenados a convertirse en ‘nada’, ha sido el planteamiento de los inversionistas supuestamente interesados, intentando sacar ventaja de los apuros políticos en los que se han metido la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y la Secretaría del Trabajo al participar en esta operación con mala fortuna.
Ahora el eterno líder sindical Hernández Juárez se convierte en el vocero de estos inversionistas bajo la bandera populista de que defiende algunos miles de empleos de la aerolínea privada.
La propuesta es un engaño por dos razones. Detrás de los créditos contratados y de los derechos e impuestos no pagados en Mexicana hay responsables con nombres y apellidos y probables delitos que deben perseguir las empresas y organismos públicos agraviados y de los que aún nada se ha dicho.
Pero también porque Mexicana de Aviación es una empresa de transporte privada –aunque regulada por las autoridades por la naturaleza de su operación en el espacio aéreo nacional como muchas otras- y su probable venta o quiebra responde estrictamente a acuerdos, condiciones e intereses de particulares. Nada tiene que hacer el dinero público en esto, más allá de exigir o negociar la recuperación de la mayor cantidad de créditos, impuestos o ventas públicas adeudadas.
¡Cuidado! La defensa del empleo no se da tomando los impuestos para rescatar empresas privadas mal gestionadas e, incluso, saqueadas con acciones fraudulentas; por el contrario, el empleo se fomenta con reglas claras a la inversión privada y con su fiel cumplimiento, cuestiones –ambas- que estuvieron ausentes en la gestión y virtual proceso de quiebra de Mexicana.
Ahora hay que asumir las consecuencias. No le busquen tres pies al gato.
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