En la suplantación subyace la idea del gusto que produce la pérdida de la propia personalidad. El fenómeno no es nuevo. El encargado de suplantar la cuenta, en Twitter, de Birtney Spears se ha de sentir alagada(o) por interactuar con fans de una de las cantantes pop más famosas de la primera década del siglo XXI. No es difícil pensar que todos los días, al llegar del trabajo de cocinera(o) -suponiendo que se dedique al arte culinario- se sienta frente a la computadora, la encienda y conteste cien, doscientos o mil tuits hasta que le sorprenda la madrugada.

 

“Hola Birtney, felicidades por tu concierto de la noche de ayer (en Nueva York). Eres lo máximo”.

 

A lo que la no-original de Britney Spears respondería:

 

“Gracias John, nunca antes me había divertido como ayer”.

 

En efecto, el o la cocinera(o) escribió como mimo, imitando a Britney Spears original. Se trata de la post filosofía, una hermenéutica detonada bajo el ánimo de la suplantación.

 

Un buen día, la auténtica Britney Spears no soportó que en Twitter existieran varias Britney Spears. Y no lo soportó porque, algunas de ellas, la superaban en cuanto a la calidad de sus tuits. De las respuestas banales de la Birtney Spears original, un buen día, comenzaron a surgir pensamientos (tuits) profundos, bien pensados y muy analíticos.

 

“Mi vida ha sido un crisol de sentimientos, todos ellos movidos por circunstancias azarosas”.

 

Otro sería: “He aprendido gracias al dolor; estado antinatural del conformismo”.

 

Así que el equipo de trabajo de Birtney Spears original envió una carta a Twitter para certificar a la auténtica Birtney Spears. Los administradores de Twitter hicieron tres o cuatro preguntas y, posteriormente, le colocaron una flechita a la cuenta original de la cantante. Muchos seguidores llegaron a creerle más a la pirata que a la original. @britney spears es distinta a @britney_spears; @britney spears tampoco es @spears britney. De esta manera, los seguidores de las Britney Spears piratas se percataron de la suplantación y se convirtieron en no-seguidores.

 

Algo similar le sucedió a Mariano Rajoy, candidato del Partido Popular en las elecciones generales españolas del próximo domingo. No se trata de un clon de Rajoy, se trata, quizá de otro tipo de clon, el clon fonético: @NanianoRajoy. Un personaje juguetón que escribió lo siguiente: “En Madrid hemos demostrado que si no mezclas a tus hijos con sudacas en el cole, de mayores votan lo que tienen que votar”.

 

Otra de @NanianoRajoy, “En el debate con Rubalcaba hablaré de lo que tenga que hablar”. Sobre el debate también escribió: “Cuando me toque las gafas, es un saludo para mis followers y votantes.

 

En algún otro tuit, @NanianoRajoy le dedicó unas palabras a nuestra región: “Latinoamérica es una prioridad, nuestras casas no se van a limpiar solas”. #DebateNanianoRajoy

 

En poco minutos, la cuenta @NanianoRajoy le dio la vuelta a la globósfera. Del equipo de campaña de Rajoy comenzó a surgir una molestia, no era justo, según ellos, que un clon fonético de Mariano Rajoy estuviera parloteando en Twitter. “Esto no se vale, contamina a nuestro candidato”.

Hoy, la cuenta @NanianoRajoy no existe. La bajaron de Twitter. Eduardo Baeza, miembro del Gabinete Ejecutivo de Presidencia del PP escribió en la red social de marras que el PP no se encargó de bajar la cuenta, en realidad fueron los administradores del propio Twitter quienes decidieron desaparecer el clon fonético. Se requiere un gramo de pensamiento para saber que a Twitter no le interesa el perfil de @NanianoRajoy ni mucho menos los efectos que podría llegar a producir para efectos de la campaña.

 

¿Es Twitter una carpa donde ocurren parodias? ¿Se puede suplantar personalidades? ¿Electoralmente se debe de prohibir clones fonéticos?

 

El cierre de la cuenta @NanianoRajoy puede ser sujeta de un amparo ya que la parodia y la sátira están legitimadas por la Ley de Propiedad Intelectual española, sin embargo, el equipo de campaña de Mariano Rajoy pensó quizás, que en la misma ley sentencia que, en efecto, se vale realizar la parodia siempre y cuando no implique “riesgo de confusión, ni se infiera un daño…”.

 

¿Es difícil confundir a Naniano Rajoy (clon fonético) con Mariano Rajoy (el original y, con gran probabilidad de convertirse en el próximo presidente de España)?

 

 

La post filosofía nos lleva a mundos inhóspitos. La suplantación desde el anonimato produce sentimientos clones o, si se prefiere, la alteración de personalidades puede aportar a la cotidianidad la esperanza de ser escuchado. El mejor ejemplo es el de la Birtney Spears pirata. Su vida en Twitter produjo esperanza y satisfacción entre sus seguidores. En cada tuit que Birtney  Spears pirata dedicó a John, éste hombre se sintió satisfecho, salió de casa dando saltos, compró un arreglo floral a la vecina, ayudó a cruzar la calle a su vecino el ciego y entregó una ayuda económica a la asociación de cachorros sin dueños. Por su parte, Naniano Rajoy sintió el efecto positivo que solo desde el desenfado se logra. Satisfacción y placer por emular, quizá, los silencios de Rajoy, el verdadero.

 

 

fausto.pretelin@24-horas.mx / @faustopretelin