El primer ministro designado de Italia, Mario Monti, se reunió hoy con el presidente Giorgio Napolitano luego de que los dos principales partidos políticos, el Democrático (PD) y el del Pueblo de la Libertad (PDL), le dieron su apoyo para formar un nuevo gobierno.
La Bolsa de Valores de Milán, que registraba fuertes pérdidas, comenzó a invertir la tendencia y a primera hora de la tarde ganaba 0.4 por ciento en su principal indicador, el Mib, lo que los operadores atribuyeron a una mayor claridad del cuadro político.
“Damos pleno y convencido apoyo a un gobierno con autoridad y de fuerte perfil técnico, no para dar menos sostén a Monti, sino para apoyarlo mejor”, dijo el secretario general del centroizquierdista PD, Pierluigi Bersani, tras reunirse con el primer ministro designado.
Bersani dijo que su partido no puso ningún plazo para la duración del nuevo Ejecutivo, nombrado tras la renuncia del sábado de Silvio Berlusconi, exigida por los mercados financieros.
También Angelino Alfano, secretario general del conservador PDL, de Berlusconi, expresó su apoyo al gobierno de Monti.
“El intento del profesor Monti (de formar el gobierno) está destinado a tener un buen resultado”, declaró Alfano a la prensa luego de reunirse por más de una hora y media con el ex comisario europeo.
Tras reunirse con los representantes del PD y del PDL, Monti fue recibido por Napolitano, aunque no estaba claro si era para comunicarle su lista de ministros o sólo para comunicarle el estado de las negociaciones.
Según versiones de prensa, de parte de Bersani y de Alfano existía la voluntad de acelerar el proceso para dar una señal a los mercados.
Ello luego que la Bolsa de Valores de Milán iniciara este martes con fuertes pérdidas y la prima de riesgo o diferencial entre los bonos de Estado italianos y los alemanes superara los 500 puntos base.
En caso de no haber obstáculos, Monti comunicaría este mismo martes la lista de su gabinete a Napolitano y el nuevo gobierno tendría el voto de confianza del Parlamento esta misma semana.
Se trataría de la crisis de gobierno resuelta con mayor rapidez en la historia moderna italiana, acelerada por la crisis económica global, que en las últimas semanas ha tenido su epicentro en Italia, sumida por un deuda pública superior a 120 por ciento de su Producto Interno Bruto.