Andrés Manuel López Obrador se ha convertido por segunda vez consecutiva en el candidato presidencial de las diversas corrientes de la izquierda mexicana una vez que se dieron a conocer los resultados de la encuesta de posicionamiento electoral y del apoyo público de su contrincante y alcalde de la capital, Marcelo Ebrard.

 

La decisión final no fue sorpresiva para nadie como tampoco ha sido sorpresiva la reacción inmediata de descalificación y menosprecio anticipado hacia el ahora virtual candidato de las izquierdas por parte de sus principales contendientes en las elecciones presidenciales.

 

Priístas y panistas alimentaron desde hace tiempo la idea de que Ebrard era un competidor político mucho más fuerte por su capacidad para aglutinar a diversas capas de electores que López Obrador, un político marcado en el proceso electoral de 2006 por sus posiciones extremas y por un discurso ‘mesiánico’. El ‘Humala mexicano’.

 

Sin embargo la imagen negativa de López Obrador en ciertos segmentos del electorado no parece suficiente como para contrarrestar la enorme popularidad que evidentemente tiene el político tabasqueño en amplios segmentos de la población obrera, de jóvenes y de gente del campo, alimentada por los magros resultados de la clase gobernante y cosechada en los últimos años a través de una estrategia de acercamiento a la población.

 

Los jerarcas priístas y panistas saben (o deberían saberlo) que no pueden despreciar de antemano a un contrincante electoral como López Obrador  cuando su impopularidad es creciente entre la población emergente y la marcha económica amenaza con deteriorarse en los próximos meses golpeando a los bolsillos de los electores.

 

Pero más allá de sus contrincantes, López Obrador se enfrentará a sí mismo. A su reinvención político-electoral para ganarse las simpatías de las clases medias, del empresario emergente, de los intelectuales y académicos, de los burócratas de mandos medios. Tiene el carisma para hacerlo y la ventaja única de ofrecer los cambios que los otros dos partidos que han gobernado no han podido o querido hacer.

 

Su fantasma de 2006 será el principal enemigo a vencer. Ese fantasma mesiánico que despreció a las instituciones, que condenó a los empresarios, que lapidó al sistema económico para intentar imponer ‘su’ verdad.

 

SÍGALE LA PISTA…

 

  1. COSTO DE LA VIOLENCIA.  En los próximos días el grupo financiero BBVA-Bancomer dará a conocer un estudio completo sobre el impacto de la inseguridad pública y la violencia en la economía mexicana elaborado por BBVA Research que encabeza Jorge Sicilia a nivel global. A contrapelo de las declaraciones oficiales que minimizan los efectos de la violencia en la economía mexicana sin ofrecer datos concretos, los economistas del banco español es de los pocos que realizan estudios sistemáticos al respecto.

 

  1. EMPRENDEDORES. La Asociación de Bancos de México recibió el Galardón PyME por su apoyo a proyectos de emprendedores a través del Programa de Financiamiento a Nuevos Emprendedores con la Banca Comercial, un programa piloto que pretende impulsar más de 180 proyectos, con créditos bancarios por 75 millones de pesos y en los que ya se han involucrado HSBC, BBVA-Bancomer, Santander y Banorte. Una idea semilla que merece mayor impulso.

 

samuelgarcia2010@hotmail.com

@arena_publica