PARÍS. Una mujer que el diario francés “Le Monde” presenta como “esclava sexual” del exlíder de Libia, Muamar el Gadafi, describe en el vespertino cómo, según su relato, fue violada, herida y maltratada durante cinco años.

 

Según contó al periódico, Gadafi la secuestró a los 15 años, la obligó a beber alcohol y a drogarse, la violó, hirió y maltrató durante el tiempo que la retuvo.

 

“Él estaba constantemente bajo los efectos de una sustancia y no dormía jamás”, resumió la joven sobre Gadafi tras explicar lo que le ocurrió desde que, en 2004, a los 15 años en el instituto de Sirte donde estudiaba, fue elegida para entregar un ramo de flores a “papá Muamar”.

 

La joven, a quien el diario dio el nombre de Safia para proteger su identidad, tenía nueve años cuando su familia se trasladó a la ciudad natal de Gadafi y creía que era “un gran honor” el que había recaído en ella.

 

El entonces líder supremo, que oficialmente visitaba ese centro, donde estudiaban dos primos suyos, puso la mano en su espalda y acarició lentamente sus cabellos.

 

Era la señal que informaba a sus guardaespaldas de que la quería para él, como Safia descubrió luego, según el relato de la joven que describe “Le Monde”.

 

Al día siguiente tres mujeres uniformadas, Salma, Mabruka y Feiza, fueron a buscarla a la peluquería de su madre y le dijeron que el líder supremo quería verla y darle algunos regalos.

 

Contó que no podía dudar del “príncipe de Sirte”, el “héroe” del país, entonces de 62 años, y que les siguió.

 

La llevaron, según contó a “Le Monde”, a la caravana del desierto donde se encontraba Gadafi, quien antes de pedirle que se quedase a vivir con él le preguntó sobre los orígenes de sus padres y sus medios económicos.

 

Le prometió luego proporcionarle casas, coches y seguridad, pese a lo que Safia dijo querer seguir en Sirte, con su familia y continuar sus estudios, explicó al diario.

 

Fue equipada con lencería y ropa sexy, le enseñaron a bailar y desvestirse al ritmo de la música, así como “otros deberes”, sin que sus lloros y suplicas sirviesen de nada, recordó.

 

Una vez en palacio, la joven compartió al principio habitación con otra joven de Bengasi, también secuestrada, mientras que no muy lejos vivían igualmente a disposición de Gadafi una veintena de jóvenes de entre 18 y 19 años, disfrazadas de guardaespaldas.

 

Como ella, habían sido generalmente reclutadas por las tres emisarias mencionadas, brutales y omnipresentes según la descripción que “Le Monde” hizo de las palabras de la joven, a la que no citó textualmente en gran parte de lo que el vespertino publicó como un “testimonio”.

 

Entre todas ellas estaban también las célebres amazonas que estaban dispuestas a “ofrecerse al Guía”, aunque la mayor parte de las veces eran obligadas, según la joven.

 

En su caso, Gadafi la reclamaba entre dos y tres veces por semana y tras sus encuentros, las moraduras, mordiscos y desgarros eran frecuentes.

 

Además de su desgracia personal y la de las otras jóvenes, Safia dio cuenta a “Le Monde” de fiestas que regularmente se organizaban con maniquíes italianas, belgas, africanas o estrellas del cine egipcio, especialmente apreciadas por los hijos del coronel y otros dignatarios.

 

“Para Muamar, solo eran simples objetos sexuales que podía pasar a otros, después de haberlos probado él mismo”, resumió la joven en su relato, donde agregó que el coronel tenía además relaciones sexuales con hombres. (EFE)