Hubiera sido una gran oportunidad para filmar parte de la campaña de Benetton. Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard anunciando que el resultado de las encuestas convenidas (y cuyo contenido nadie, salvo los candidatos, vio o verá) le dio la postulación de la izquierda unida a la presidencia de la República al tabasqueño. Sólo faltó el beso y el letrero de “unhate”.
Esa es la parte cupular, la de las cabezas, tanto de “chuchos” como bejaranistas y demás tribus. Pero, ¿qué pasa entre la tropa? Los soldados rasos de los grupos clientelares de la izquierda llevan años peleando entre sí, y esas heridas no se borran tan fácilmente. Lo reflejan las redes sociales. Si antes se insultaban por defender, unos al Peje y otros al Carnal, ahora los ganadores se jactan de su victoria y se burlan de los derrotados, llegando algunos a pedir una purga interna para liberar al PRD de los “traidores”. El encono sigue vivito y coleando, y los hombres de AMLO tendrán que atender esto que amenaza con desparramarse al proceso de selección de candidato al Gobierno del Distrito Federal, cuyas bases, increíblemente, aún no se deciden.
Para el GDF sigue habiendo muchos gallos, pero después de Michoacán, ya no se pueden dar el lujo de lanzar una candidatura cualquiera, y menos dividida. Los radicales de Morena pretenden impulsar a Martí Batres, olvidando que cuando fue despedido por Marcelo Ebrard, López Obrador no movió un dedo para, no digamos salvarlo, pero por lo menos intentar una salida decorosa. AMLO parece apoyar a Ricardo Monreal. Pero parte del acuerdo entre Ebrard y AMLO podría ser la designación de ese candidato, que entonces podría ser Mario Delgado o el procurador Miguel Mancera. Podrían crecer también en las encuestas el Senador Carlos Navarrete; que sería una victoria “chuchista” o Alejandra Barrales, única que parece aceptable para todos. Y este proceso es inminente.
Volviendo a la candidatura presidencial, López Obrador anduvo en varios foros promoviendo una nueva filosofía personal y, dice, necesaria para el futuro de la nación: el amor. Sus detractores describen esto como filosofía hippie sesentera, que no puede fundar una “república amorosa”, que es un concepto ridículo. Los suyos lo encuentran “congruente con su honradez y sinceridad”. Reapareció en Televisa quejándose del famoso “cerco informativo”, que en realidad (me consta) nunca existió mas que como estrategia pejista para jugar el papel de víctima. Pero ya los perdonó, agradeció el espacio, le ofreció la mano a Joaquín López Dóriga (otro momento Benetton) y le puso borrón y cuenta nueva a la cara de lo que él llamaba la “mafia en el poder”. Así arrancó su campaña. Por verse está si el electorado compra al “nuevo Peje”, y si él mismo controla arranques y exabruptos que ya una vez le costaron la Presidencia de la República.
Tuits
@jorgeberry RT @julesProg “Honorable Congreho de la Unión, pido un aplauho para el amor” #RepúblicaAmorosa //// Jajajajajaja!!!!!!!!!!!!
@jorgeberry Me temo que nos tendremos que resignar a algún tipo de legislación cibernética. El robo de identidad, el hackeo indiscriminado y el control de la pornogrfía en las redes, entre los objetivos.
@Latosso Los publicistas (los directivos) de Benetton son los clásicos provocadores que buscan tolerancia desde la intolerancia.
@jorgeberry