Astrid Farías Cortés, estudiante de Ciencias de la Educación, y Mileva Rolón Palomera, alumna de Ciencias Política y Gestión Pública del ITESO, recibieron el Reconocimiento Pedro Arrupe 2011 por el trabajo que realizaron como parte de su Proyecto de Aplicación Profesional (PAP) de Verano “Diagnóstico y propuesta sobre la concepción acerca de la migración y del migrante por parte de las autoridades civiles, militares y educativas del estado de Coahuila”.
Las estudiantes vivieron dos meses en una casa de migrantes en Saltillo, experiencia que, dicen, les cambió la vida. Durante su estancia realizaron el diagnóstico que puso en evidencia la desarticulación entre las distintas dependencias responsables de abordar el fenómeno migratorio.
En el acto, celebrado este 23 de noviembre en el auditorio M del campus con la presencia de académicos y autoridades universitarias, dedicaron los aplausos que recibieron a los migrantes y a los “héroes anónimos” que dan todo su esfuerzo a brindar una mejor atención a las personas, especialmente centroamericanas, que pasan por México con el objetivo de llegar a Estados Unidos.
Luego de trabajar en Saltillo, donde contrastaron las opiniones de las autoridades con la realidad que viven los migrantes, las alumnas concluyeron que existe un desencuentro de visiones entre los diferentes niveles de Gobierno, que se señalan unos a otros de ser los responsables de garantizar la seguridad de las personas que pasan por la entidad; hay un trabajo deficiente por desvinculación y desconfianza entre las instancias oficiales y, cuando hay acciones en defensa de los derechos humanos, todos quieren el reconocimiento social; advierten que hay cambios significativos por la presión internacional ante las faltas del Estado Mexicano en la protección a los derechos humanos de los migrantes; las autoridades consideran que se debe ver únicamente por los compatriotas, frente al tránsito de los centroamericanos; los responsables consideran que se deben cumplir las leyes sin importar que se afecte a los derechos de la gente, y no hay una institución gubernamental que atienda a esta población de forma integral.
“Como decía Astrid, este es un sueño que se nos está cumpliendo y hay mucha gente que está trabajando, que son héroes anónimos, que no están recibiendo ningún salario y que están dando todavía más de lo que tienen; gente comprometida socialmente, que a lo mejor no fue a la universidad, a lo mejor no es de inspiración jesuita, pero tienen un gran espíritu […], ellos tienen un algo que los mueve, y hay gente que está dando absolutamente todo”, dijo Mileva.
A propósito del reconocimiento, Juan Luis Orozco, SJ, rector del ITESO, destacó la importancia de vivir el verdadero sentido de la universidad, de dar el esfuerzo máximo para convertir al mundo en uno mejor.
“El sentido de la formación universitaria no es para sí mismo, no es para estar encerrado en la universidad, no es para un provecho individual apachurrando y a costa de los demás. El sentido de la universidad, al menos del ITESO y yo creo que debería ser de cualquier universidad, es estar hacia afuera, hacia una sociedad, una sociedad muy golpeada, muy rota, y donde la universidad quiere aportar una formación integral de modo que el egresado, la egresada, pueda contribuir, comprometerse, ser responsable de un mundo distinto, de un mundo mejor”, destacó.
“Creo que recibe uno mucho más de lo que da en este tipo de experiencias, y eso me gustaría que fuera todavía más vivo en esta universidad, que los mismos maestros fueran mucho más presentes, con un plus, yo creo que es parte de ese sentido de la universidad, el magis; el magis es dar más de lo que me corresponde legal y estrictamente, el magis es ver al otro y ver qué le puedo dar al otro y qué puedo dar de mí. Creo que vamos avanzando poco a poco”, agregó el Rector.
El jesuita José Martín del Campo, coordinador del PAP de Verano, y María Guadalupe Valdés, jefa del Departamento de Educación y Valores, asesores del proyecto, también recibieron un reconocimiento.
Cada año, el ITESO distingue el compromiso social universitario, reconociendo a aquellos proyectos que promueven el sentido solidario y la generación de competencias socio-profesionales a favor de la democracia, el desarrollo y la equidad social.
Al participar en la décimo séptima entrega del reconocimiento, Sergio Cobo, SJ, director de Fomento Cultural y Educativo y asistente del sector social de la Compañía de Jesús, felicitó a las alumnas, a quienes invitó a que su experiencia no sea el final de un proyecto sino el punto de partida para proponer alternativas y abrir la brecha a una mejor calidad de vida.
“Es muy atinado que la universidad vuelque sus ojos a esta realidad y que lo haga con deseo de buscar alternativas, como se plantea mucho en el proyecto de nuestras universidades, no podemos quedarnos indiferentes ante este mundo”, dijo.
Desde el punto de vista de Martín del Campo, Astrid y Mileva “tuvieron una experiencia muy fuerte de transformación, de contemplar no el problema, sino a los personajes en concreto, con una transformación y una vivencia muy grande que les da para entender la realidad social no como algo ajeno a su vida, sino como algo muy integral en su proceso. Tan es así que uno de los compañeros del PAP decía que el PAP no son 32 créditos, sino que es una forma de vivir”, destacó.