El escritor argentino Juan Gelman demostró hoy que, incluso con unas copas de más en el cuerpo, sabe emocionar al público con la lectura de sus poemas.

 

Gelman inauguró esta tarde el Salón de Poesía de la Feria del Libro de Guadalajara (México), y su intervención había suscitado una gran expectación. Por algo es uno de los poetas latinoamericanos más destacados, cuya trayectoria ha merecido premios como el Juan Rulfo, el Cervantes y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.

 

El escritor llegó tarde y pidió disculpas al numeroso público que le esperaba en este salón por el que irán desfilando en los próximos días algunos de los mejores poetas de la actualidad.

 

Gelman atribuyó su retraso a un “accidente de ebriedad”, y no quiso utilizar la palabra “borracho” porque “esa ‘ch’ sobresalta tanto y, además, no corresponde a un estado de espíritu”, sino a “un tropiezo”, según dijo el autor de “Mundar”, cuya trayectoria fue glosada brevemente por Antoni Traveria, director general de Casa América Catalunya, una institución que este año ha cumplido su centenario.

 

Traveria leyó en una ocasión que la poesía “no debe refugiarse en atalayas ni en torres de marfil tranquilizadoras, sino asumir el riesgo, el peligro y la complejidad”.

 

“Ese es el designio que ha animado siempre a Juan Gelman”, quien en su último libro, “El emperrado corazón amora”, afirma que el poema “viene de más abajo que la vida”, y precisamente por ese motivo “su poesía es al mismo tiempo amorosa, dolorosa y amarga”, subrayó Traveria.

 

Con voz insegura, entrecortada, Juan Gelman, muy querido en México, donde reside desde hace más de veinte años, fue leyendo poemas de diferentes libros suyos y cuando llegó el turno del titulado “Cerezas”, se le quebró totalmente la voz y a partir de ahí su lectura fue pura emoción.

 

“Mamá se levantaba con los ojos llenos de rocío / le crecían cerezas en los ojos y cada noche los besaba el rocío / en la mitad de la noche me despertaba el ruido de sus cerezas creciendo / el olor de sus ojos me abrigaba en la pieza / siempre le vi ramitas verdes en las manos con que fregaba el día / limpiaba suciedades del mundo / lavaba el piso del sur”, dice Gelman en ese poema, que arrancó un fuerte aplauso del público.

 

El recital de Gelman fue una lección de auténtica poesía, aunque el escritor no lo diera en sus mejores condiciones.

 

Pidió disculpas por ello, agradeció “la comprensión” de los asistentes y terminó con un poema “larguísimo”:

 

“Siempre te amo por primera vez/ siempre te amo la primera vez”. EFE