Antes, independizarse era uno de los principales sueños de cualquier joven mexicano, que generalmente dejaba la casa de sus padres entre los 23 y los 25 años, al terminar la universidad o al obtener su primer trabajo formal. Ahora, situaciones como la crisis económica, el desempleo y el alto costo de las rentas los obligan a permanecer en el hogar hasta ya entrados los 30 años.

 

Un reciente sondeo del portal Zonaprop.com, especializado en el sector inmobiliario, así como la Encuesta Nacional de Juventud 2010, destacan también que en la actualidad los jóvenes que dejan la casa de sus padres ya no lo hacen para vivir solos sino para vivir con su pareja.

 

A raíz de la crisis económica de 2009, los precios de las rentas en México aumentaron hasta 30%, lo que hace imposible que un joven solo que gane un salario promedio de 10 mil pesos al mes pueda independizarse. En capitales como Monterrey y el Distrito Federal hasta 60% del ingreso se destina al pago de vivienda (incluidos servicios) y más de una cuarta parte al pago de alimentos, según firmas especializadas en el sector inmobiliario e índices de calidad de vida.

 

Esta realidad la vivió Ana Martínez, economista de 35 años, quien a su regreso a México después de estudiar una maestría en Francia, decidió independizarse, pero su salario, de aproximadamente 15 mil pesos al mes, le impedía rentar un departamento “decoroso” en alguna zona céntrica y de nivel medio en el Distrito Federal, como las colonias Condesa, Roma o Del Valle.

 

“Le busqué y vi que la mejor opción era regresar a casa de mis papás”, dice. Ana tiene un año sin empleo y aunque consiga trabajo en los próximos meses no planea independizarse en el corto plazo. El motivo, explica, es que hasta ahora la opción más firme de trabajo implica un ingreso menor al que percibía hace siete años.

 

Un diagnóstico de la Red de Investigación en la Transición a la Adultez, con sede en Nueva York, menciona que hace tres décadas la edad promedio del primer matrimonio era los 23 años y ahora es a los 27, principalmente porque el mercado laboral exige más experiencia o estudios de posgrado, lo que hace que una persona retrase el momento de casarse.

 

Según el estudio, al vivir en casa de sus padres de los 18 a los 34 años un adulto recibe un subsidio equivalente al sueldo de dos años de trabajo de sus padres, aunque éste puede incrementarse si decide prolongar su estancia en el hogar de manera definitiva.

 

La encuesta que realizó Zonaprop.com a 450 personas de entre 18 y 34 años con intenciones de independizarse, reveló que 48% decide mudarse quiere hacerlo para vivir con su pareja; 56% prefiere una vivienda para rentar y 54% piensa que será difícil comprar una propia, por lo que retarda la salida de casa de sus padres para ahorrar dinero y ya en la edad madura adquirir un inmueble propio.

 

“Esto no sólo es exclusivo de México, ya también lo estamos viendo en países como Estados Unidos, donde los muchachos se iban de la casa cuando terminaban lo que allá le dicen la High School, como a los 17, 18 años. La crisis de 2009 cambió muchos patrones”, señala Rossana Reguillo, experta en comportamientos juveniles del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente.

 

La Encuesta Nacional de Juventud 2010, aplicada al segmento de población de entre 12 y 29 años, que aborda problemas de arreglo residencial, salud, sexualidad y actividad laboral, apunta que 56.2% de los jóvenes mexicanos vive con ambos padres.

 

La población entre 20 y 29 años que ha iniciado una vida con su pareja representa  28.7% de dicho grupo; sin embargo, pocos jóvenes deciden iniciar una vida independiente, es decir,  sin una pareja que comparta con ellos el mismo techo. La encuesta indica que sólo 4.2% de los jóvenes mayores de 20 años vive solo.

 

En tanto, 31.5% de los jóvenes que decidió vivir solo fue con la finalidad de ser independientes en el estudio y el trabajo.