Mario Vargas Llosa cree que la violencia que genera el tráfico de drogas es “un fenómeno continental”. El narcotráfico “es una hidra, que está en todas partes” y, si esa amenaza no se enfrenta, puede acabar convirtiendo a Latinoamérica “en una especie de continente de narcos”.
“Yo creo que ha llegado la hora de pensar en una solución distinta, y en lugar de la represión”, habría que destinar recursos a “la prevención y la descriminalización de las drogas”, afirma en una entrevista con Efe el escritor peruano, que estos días visita la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
Es la cuarta vez que Vargas Llosa participa en esta feria, la más importante del ámbito hispano y cuyo éxito atribuye a que ha sabido combinar “muy bien el aspecto comercial, industrial con el aspecto literario e intelectual”.
El escritor acusa en su rostro el cansancio que ha ido acumulando desde que ganó el Premio Nobel en octubre de 2010, y su rutina saltó por los aires.
“Lo llevo con mucha fatiga. Ha sido un cuento de hadas, pero al final incluso los cuentos de hadas pueden resultar muy fatigantes. He pasado un año muy movido, con muchos viajes, y ya tengo ganas de regresar a mi sistema habitual de trabajo, que es bastante ordenado y disciplinado”, afirma Vargas Llosa.
A principios de 2012 confía en retomar sus proyectos literarios, entre los que figuran una obra de teatro inspirada en el Decamerón, de Boccaccio. Y le da también vueltas a una nueva novela.
“Nunca me faltan proyectos, lo que me falta es tiempo en la vida”, asegura el autor de “El sueño del celta”, que no conoce la experiencia, “muy dolorosa, de los escritores que de pronto pierden la imaginación o las ilusiones y se quedan paralizados ante la página en blanco”.
“Hay muchos casos, y me parece algo dramático, terrible”. Lo es también el de “los escritores que pierden la vocación, como Rimbaud. A mí nunca me ha pasado. Yo la vocación la tengo más viva que cuando empecé, y proyectos desde luego no me faltan. Estoy seguro de que jamás podré acabar con todos los que tengo en carpeta”, subraya Vargas Llosa.
Este gran escritor no elude nunca pronunciarse sobre los problemas de la sociedad, y el de la violencia del narcotráfico es uno de los más graves que tiene México.
Hace dos días la ciudad de Guadalajara se vio sacudida por un nuevo episodio de violencia, y muy cerca de donde se celebra la Feria del Libro aparecieron los cadáveres de 26 varones, atados y amordazados. Vargas Llosa cree que el Gobierno mexicano “ha dado un ejemplo” al enfrentar “de una manera resuelta, directa, el desafío del narcotráfico”, y le sorprende “mucho” que haya quienes critiquen al presidente de México por haberse “lanzado a una aventura semejante”.
“¿Qué habría que hacer? ¿Habría que mirar hacia el otro lado y dejar que el narcotráfico siguiera creciendo e impregnando el Estado, infiltrándose en todas las instituciones hasta convertir a México en un narco-estado?”, se pregunta.
Sin embargo, en su opinión, la idea de que reprimir el narcotráfico “es la prioridad fundamental, es equivocada” y se está viendo que no da resultados.
Por eso Vargas Llosa es partidario de “descriminalizar las drogas” y sostiene que “si los inmensos recursos que se dedican a la represión del narcotráfico, sin ningún éxito, se orientaran hacia la prevención, podría haber resultados y, sobre todo, se eliminaría la criminalidad, que es lo que está provocando esa montaña de cadáveres, en México y en todas partes”.
Y es que esta violencia afecta también a “muchos países de América Latina”; es un fenómeno “continental”. El narcotráfico “es una hidra, está en todas partes y si no se enfrenta, esa amenaza puede acabar convirtiendo a Latinoamérica en una especie de continente de narcos”, sostiene el novelista.
“Corremos el riesgo de que en un momento dado la democracia se ponga al servicio, no de la sociedad, sino del narcotráfico”, asegura.
A este gran escritor, que lleva décadas seduciendo a millones de lectores en el mundo con sus novelas, le preocupan los desafíos a los que se enfrenta hoy día la literatura, que, “si no acabar con ella, pueden llegar a empujarla a los márgenes de la sociedad”, y eso sería “un gran empobrecimiento de la cultura”.
En concreto, parte de sus temores se relacionan con el libro electrónico, que, a su juicio, no es un mero soporte sino que influye en los contenidos.
“Por eso, yo soy partidario de que el libro de papel sobreviva junto al digital, que ambos coexistan, porque creo que si el mercado queda enteramente en manos del libro digital, el futuro de la literatura, tal como la entendemos hoy en día y como la entendíamos en el pasado, está amenazado”, concluye. (EFE)