El diario The New York Times se pronunció hoy por revisar o revocar cuanto antes la ley antiinmigrante de Alabama, de la cual dijo que causa elevados costos económicos a ese estado.
El rotativo señaló que los agricultores pueden sumar los costos de los cultivos que se pudren a medida que sus trabajadores huyen de la región, y los gobiernos locales pueden calcular la pérdida de ingresos cuando los contribuyentes huyen.
“Sin embargo es más difícil medir el costo de la reputación de una empresa en bancarrota o el valor de la pérdida de inversiones o la pérdida de productividad mientras que los residentes de Alabama pasan varias hora en una fila para demostrar su ciudadanía en cualquier transacción con el gobierno”, apuntó.
Otros costos derivan de lo que el Estado gastará luchando contra una avalancha de demandas judiciales, o de la capacitación y despliegue de agentes para realizar redadas de inmigración de gran magnitud, o el desvío de recursos destinados a la lucha contra los crímenes reales.
Un número creciente de residentes de Alabama dicen que el precio será demasiado alto, y hay pruebas convincentes de que tienen razón, expuso el diario. Alabama ya está en el extremo inferior de los estados en materia de empleo y vitalidad económica.
Señaló estado ha luchado durante mucho tiempo para atraer buenos empleos y dejar atrás una historia de intolerancia racial. En su lucha Alabama logró que muchos fabricantes extranjeros, entre ellos Mercedes-Benz, Hyundai y Honda, se establecieran allí.
Su reputación de buena acogida a los negocios se vio afectada tras la detención en Tuscaloosa de un gerente de Mercedes, en una visita al estado, cuando fue sorprendido conduciendo sin su licencia y llevado a la cárcel como un potencial inmigrante indocumentado.
Los inmigrantes indocumentados representan alrededor de 4.2 por ciento de la fuerza laboral de Alabama, es decir 95 mil personas en un estado de cuatro millones 800 millones habitantes.
Sobre el argumento de que la nueva ley migratoria despeja el camino para los estadunidenses desempleados, indicó no existe evidencia de que en Alabama haya un número significativo de ciudadanos que quieran llenar el vacío dejado por trabajadores agrícolas y otros trabajadores inmigrantes que ganan salarios bajos.
El diario agregó que aunque aún es muy temprano para conocer el recuento de los daños económicos en Alabama, incluso algunos de los más entusiastas defensores de la ley están comenzando a reconocer el alto costo económico.
El periódico sostuvo que “no debe haber duda de la repugnancia moral de la ley de Alabama, que busca negar a familias trabajadoras los medios para subsistir”.
“Cada vez se habla más de revisar o revocar la legislación. Cuanto más pronto Alabama lo haga, y otros estados aprendan la lección, tanto mejor”, puntualizó.