Ningún modelo de desarrollo económico es viable si el interés público de un bien estratégico está supeditado a las decisiones de un inversionista privado. Bajo esta premisa puede entenderse que no es extraño que Puebla desaprovechara en la última década la palanca de desarrollo del aeropuerto local, pese a su cercanía con la congestionada terminal Benito Juárez del DF. La razón es que Ricardo Henaine mantuvo secuestrado —en sentido literal del término— tal bien desde que Melquiades Morales le regaló la terminal de Huejotzingo en el 2000, pese a la opinión en contrario de su secretario de Finanzas, Rafael Moreno Valle. En efecto: el actual gobernador desaprobó la constitución de la sociedad Operadora Estatal de Aeropuertos SA de CV en la que, pese a que el gobierno estatal y federal controlaban el 51 por ciento de las acciones, el Consejo de Administración era presidido por el socio minoritario, en este caso Ricardo Henaine. Un despropósito absoluto de una privatización absurda.
La leyenda cuenta que tras enterarse que el gobierno estatal iba a entregar el Aeropuerto Hermanos Serdán por una bicoca a Ricardo Henaine, el secretario de Finanzas y Desarrollo Social le presentó al gobernador Melquiades Morales: conseguir un pool de inversionistas dispuestos a desembolsar 25 millones de dólares por hacerse del control de la terminal aérea y crear un polo de desarrollo prometedor tomando en cuenta la saturación del Benito Juárez. El entonces gobernador soltó una carcajada y retó a Moreno Valle, afirmando que ningún empresario del país podía hacer tal disposición. Al otro día, el secretario de Finanzas llegó con un cheque por 25 millones de dólares, confirmando la existencia de tal pool de inversionistas.
Ricardo Henaine, enterado de que podía perder la deliciosa prebenda, montó en cólera y exigió a Melquiades Morales el cumplimiento de su palabra. El exgobernador cedió y decretó la creación de Operadora Estatal de Aeropuertos SA de CV, en la que inexplicablemente la administración estatal cedió el control del Consejo de Administración pese a tener la mayoría de las acciones juntos con ASA.
Con el control del Consejo de Administración, Ricardo Henaine tomó venganza en contra del joven secretario de Finanzas y prohibió terminantemente que asistiera a las reuniones para tomar decisiones sobre el futuro del aeropuerto Hermanos Serdán. Quizá en esa ruptura lejana se encuentra el antecedente de la discordia entre ambos personajes.
Ricardo Henaine apostó todo al juego de vencidas en contra del gobernador Moreno Valle y ya ha perdido todo lo que podía quitarle el gobierno estatal. Primero fue Valle Fantástico. Luego el comodato eterno de la casona que hospedaba su periódico, El Heraldo. Y ahora le arrebató la joya de la corona, por tratarse de una posición estratégica como palanca del desarrollo, al revertir la privatización del aeropuerto para regresar la concesión al organismo federal ASA.
Henaine pecó de soberbia, pues muchos le aconsejaron que buscara una negociación con el gobernador Moreno Valle tan pronto trascendió, incluso desde la transición, que sería el receptor del odio nacional en contra del marinismo. El empresario desestimó la posibilidad de que las arriesgadas estrategias jurídicas tuvieran éxito y rechazó siempre la posibilidad de un acercamiento. La defensa jurídica del grupo Rihemez ha perdido de todas, todas. El nocaut aplicado ayer pasará a la historia, pero tiene un fundamento claro: echar atrás una privatización absurda.
No es un secreto que en el modelo económico del morenovallismo el aeropuerto Hermanos Serdán desempeña un papel estratégico como herramienta para atraer turismo e inversiones. La cercanía con el Distrito Federal y el agotamiento del Benito Juárez es una coyuntura que no ha sido aprovechada para utilizarla como terminal alterna de carga. Comunicaciones y Transportes Federal siempre se ha negado a otorgar el permiso, pero ahora la excelente relación de Moreno Valle con Dionisio Pérez-Jácome abre tal posibilidad.
El secuestro del aeropuerto terminó y ahora sí el morenovallismo podrá utilizar la terminal aérea como un instrumento de desarrollo. Ricardo Henaine volvió a perder y ya le queda poco para vengarse. Aunque los rumores palaciegos dicen que vendió el Puebla FC. Será su única venganza, porque su protector Manlio Fabio Beltrones vive horas bajas.
*Director Editorial de Diario Cambio de Puebla