La seguridad de los candidatos será uno de los temas más importantes en la elección presidencial de 2012. La coyuntura que vive el país y las potenciales amenazas a la integridad de los abanderados presidenciales –desde el crimen organizado hasta radicalismos o venganzas políticas– constituyen riesgos reales para los aspirantes de todos los partidos, que tendrán que abordarse con seriedad y responsabilidad por el Estado y por los propios actores.

 

Cualquier candidato, de cualquier partido, puede ser un blanco potencial y atractivo para grupos que busquen desestabilizar o cortar algún proyecto político por la vía violenta. Si después de 1994 y sus sanguinarios asesinatos políticos, los mexicanos supieron que la violencia política era tan real como la imagen de Luis Donaldo Colosio desplomándose en un mitin en medio de miles de personas, hoy, 18 años después, las fuentes y las amenazas de violencia para los candidatos presidenciales se han multiplicado y están latentes.

 

Enrique Peña Nieto es el político que más riesgos enfrenta como puntero en la contienda. Su seguridad se ha reforzado y está a cargo del coronel del Ejército Eduardo León Trawitz, quien recientemente pidió licencia a las Fuerzas Armadas para coordinar  la seguridad del precandidato. El dispositivo que rodea a Peña es del tipo del Estado Mayor Presidencial, y el equipo que coordina el coronel Trawitz no es menor a 50 integrantes.

 

La seguridad en torno a Peña fue evidente en el acto donde se inscribió como precandidato en el CEN priista; incluso hubo gobernadores se quejaron de empujones por el numeroso contingente de agentes. Un detalle que muestra el nivel de seguridad en que se mueve Peña Nieto es que detrás del político hay siempre una chica que se encarga de darle el agua en sus eventos y discursos. Peña tiene instrucciones precisas de no tomar nada que no le entregue ella de mano propia –alimentos o bebidas– y hasta una botella de agua se la tiene que abrir ella en el momento.

 

A Andrés Manuel López Obrador también lo cuida un militar del Ejército. El general en retiro Audomaro Martínez, el mismo que coordinó su seguridad en 2006, lo cuida ahora. Mucho más discreto y menos numeroso que el de Peña, al tabasqueño también lo rodea un equipo de seguridad que vigila todos sus movimientos. El general Audomaro, tabasqueño también, ocupó diversos cargos en la Secretaría de la Defensa y llegó a ser Comandante de Zona Militar; es de todas las confianzas del perredista.

 

En el caso de los precandidatos del PAN, Santiago Creel cuenta con seguridad del Ejército, Ernesto Cordero mantiene la guardia del Estado Mayor Presidencial que tenía en Hacienda y Josefina Vázquez Mota mantiene la seguridad que tuvo como coordinadora parlamentaria del PAN.

 

En febrero de 1994, un mes antes de ser asesinado en Lomas Taurinas, a Luis Donaldo Colosio se le acercó una mujer en Guadalajara, en un acto masivo, que intentaba saludarlo. La mujer lo rasguño en el cuello; cuando los médicos revisaron la herida parecía infectada; la analizaron y encontraron que había rastros de un veneno que fue neutralizado de inmediato. Eso fue en aquel aciago 1994. Sabemos cómo terminó.

 

 

NOTAS INDISCRETAS… El sábado se reúne el Consejo Político Nacional del PRI en Morelia. La reunión es, entre otras cosas, para apuntalar y celebrar el triunfo del priista Fausto Vallejo, pero hay quien sugiere estar atento porque puede haber sorpresas. Tal vez Michoacán, el estado que él mismo ganó con buena operación política y trabajo personal, sea también el escenario para la despedida de Humberto Moreira ¿será?..Se baten los dados. Acecha la Serpiente.

 

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