La disputa interna que en los últimos años mantuvieron las facciones de la familia Cárdenas y la de Jorge Eduardo Costilla Sánchez, “El Coss”, por el control del Cartel del Golfo (CDG), y que culminó con el ascenso de este último a la posición de liderazgo, trajo consigo un debilitamiento de la estructura de la organización que ya pone en riesgo su control territorial.
Lo anterior, señalaron autoridades de PGR, debido al constante asedio de “Los Zetas”, otrora brazo armado del Golfo, así como por la debilidad de la supuesta tregua pactada hace algunos años con el Cartel del Pacífico.
En este sentido, están en riesgo los municipios de Matamoros, Reynosa, Tampico y Laredo, en Tamaulipas, considerados como la base operativa y corazón del Cartel del Golfo y blanco prioritario de “Los Zetas”, liderados por Heriberto Lazcano Lazcano, “El Lazca”, acérrimo enemigo de “El Coss”.
Veracruz y Nuevo León son las otras dos entidades con amplia presencia operativa del CDG, que en los últimos dos años han registrado hechos de violencia, producto del choque con sicarios de “Los Zetas”. Por ello, de acuerdo con las mismas fuentes de la PGR, un eventual debilitamiento en la capacidad de liderazgo de “El Coss” podría derivar en la pérdida de esas plazas.
De igual forma, autoridades federales advierten que las rutas de trasiego de estupefacientes que controla El Golfo desde Centroamérica hacia el norte del país, podrían estar en serio riesgo en caso de que el Cartel de Sinaloa decidiera romper la tregua mantenida con la organización de Costilla Sánchez, o que algún otro grupo menor decidiera intervenir.
Las plazas claves se concentran en Chiapas, Campeche, Tabasco, Oaxaca, Guerrero y San Luis Potosí, que de perderse podrían fracturar de forma definitiva la ruta de trasiego de estupefacientes mediante la cual el CDG obtenía la droga que envía a los Estados Unidos, lo que beneficiaría sobre todo a la organización de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
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Tras el derrumbe del imperio de la familia Cárdenas en el seno del Cartel del Golfo, “El Coss” se convirtió en líder único de la histórica organización delictiva y, por tanto, en un blanco prioritario del Gobierno federal, Washington y de sus antiguos aliados “Los Zetas”.
No obstante, desde 2009 la peligrosidad de Costilla Sánchez y su rápido ascenso en las esferas del crimen organizado fue advertida por los gobiernos de México y Estados Unidos, los cuales hicieron públicas recompensas millonarias por su cabeza, que en conjunto suman cerca de cien millones de pesos.
Se trata de un monto económico idéntico al que ofrecen ambos países por grandes capos de la droga, como “El Chapo” Guzmán, líder del Cartel de Sinaloa, o “El Lazca”, de “Los Zetas”.
La PGR, mediante el acuerdo A/123/09, ofrece una recompensa de 30 millones de pesos por información que permita la captura de “El Coss”, “Costilla”, “George XX” o “Sombra”.
La dependencia federal lo identifica como uno de los lugartenientes más importantes de Osiel Cárdenas Guillen, líder a principios de la década pasada del Cartel del Golfo y responsable del control de las plazas de Tampico, en Tamaulipas, y Tapachula, en Chiapas, para asegurar el trasiego de drogas desde centroamérica hasta el Golfo de México.
Por su parte, el Departamento de Estado de los Estados Unidos y el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), ofrecen una recompensa de cinco millones de dólares (casi 70 millones de pesos) para quien proporcione información que facilite el arresto de “El Coss”, identificado como un “hombre extremadamente peligroso”.
El gobierno estadunidense imputa a Costilla 12 cargos de tráfico de narcóticos y sustancias controladas, lavado de dinero, e intento de robo y homicidio en agravio de un agente federal de aquel país.
De acuerdo con autoridades de la PGR, “El Coss” tiene desde hace un par de años presencia en al menos 15 estados del país, favoreciéndose en algunas ocasiones de alianzas fortuitas con miembros del Cartel de Sinaloa, lo que le ha permitido operar aún bajo el asedio de “Los Zetas”.
Para los Estados Unidos se trata sencillamente de uno de los narcotraficantes más peligrosos, al grado de que el Departamento del Tesoro de aquel país lo considera como una “amenaza para la seguridad nacional”.
Para el FBI y la DEA la detención del capo es además una cuenta pendiente, luego de que se le identificó como el responsable de haber retenido por varias horas a agentes federales de ambas corporaciones en noviembre de 1999, los cuales fueron liberados con vida precisamente para que informaran que fue “El Coss” quien así lo decidió.
De policía a capo del narcotráfico
Eduardo Costilla nació el 1 de agosto de 1971 en Tamaulipas, en el seno de una familia de escasos recursos. Desde su juventud, conoció a Osiel Cárdenas Guillen, iniciándose junto con él en la venta al menudeo de drogas.
Joven de 1.80 metros de estatura, tez blanca, ojos de color café, ingresó a sus 21 años a las filas de la Policía Municipal de la Ciudad de Matamoros, donde trabajó por tres años, tiempo en el que además colaboró con la Policía Judicial Federal en Tamaulipas, en donde se encontraban infiltrados varios miembros del Cartel del Golfo.
Tras desertar de la policía, y siempre fungiendo como la mano derecha de Osiel Cárdenas, “El Coss” ganó rápidamente posiciones en la estructura criminal de la organización delictiva que en aquel momento dirigía Juan García Ábrego, hasta el momento de ser capturado en 1996.
La caída de Ábrego significó para Osiel la oportunidad de hacerse del control del poderoso grupo delictivo, teniendo únicamente como obstáculo a Salvador Gómez Herrera, “El Chava”, un ex policía judicial federal quien fue encontrado sin vida cerca del rancho “El Mezquital”, en Tamaulipas, a finales de1997.
Años después, un testigo protegido revelaría a la PGR que Osiel ordenó a Costilla y a Arturo Guzmán Decenas, “El Z-1”, fundador de “Los Zetas”, la ejecución de Gómez Herrera.
Durante el liderazgo de Osiel Cárdenas y hasta la captura del capo en el 2003, “El Coss” se convirtió en el principal lugarteniente del Cartel del Golfo; repartió el territorio de Tamaulipas entre diversos cómplices, y operó el trasiego de miles de toneladas de drogas desde Centroamérica hasta los Estados Unidos, a través de la frontera tamaulipeca.
Con la caída de Osiel, el control del grupo se dividió entre Costilla y Antonio Ezequiel Cárdenas Guillén alias “Tony Tormenta”, disputa que se mantendría hasta la muerte de este último a manos de elementos de la Armada de México, en noviembre del 2010.
Enemigo de “Los Zetas” y amigo de “El Chapo”
El debilitamiento de los Cárdenas en el seno del Cartel del Golfo y la posición de liderazgo asumida por “El Coss”, acrecentaron las fricciones con el brazo armado de la agrupación “Los Zetas”, lo cual derivó en un quiebre definitivo en el año 2007.
Y es que según lo asentado en las averiguaciones previas PGR/SIEDO/UEIDSC/082/2009 y PGR/SIEDO/UEIDCS/147/2007, en aquel año “El Coss” pactó tregua con el cartel de Sinaloa, dirigido por “El Chapo Guzmán”, el cual se materializó mediante reuniones con Ignacio “Nacho” Coronel e Ismael “El Mayo Zambada”.
Lo anterior permitió a Costilla y al Cartel del Golfo continuar operando en múltiples estados del país pese a la ofensiva del Gobierno Federal; sin embargo, significó el rompimiento definitivo con Heriberto Lazcano Lazcano quien asumió el liderazgo del grupo criminal de “Los Zetas”, y de su brazo derecho, Miguel Ángel Treviño Morales, “El Z-40”.