La semana pasada, el ministro de asuntos exteriores polaco, Radoslaw Sikorski lanzó una rosa verbal a Angela Merkel: “Ustedes ya son la nación indispensable de Europa; no pueden abdicar su responsabilidad de liderar”. En efecto, el comercio alemán tiene bajo su control las claves de mantenimiento de la economía europea. No es para menos. En lo que va del año las exportaciones alemanas crecieron 10% y, para 2012 se estima en un billón de euros el valor de las mismas. Su superávit en cuenta corriente equivale a unos 180 mil millones de euros, lo que equivale a los déficits agregados de Grecia, Portugal, España e Italia. Mientras España sufre por las cifras de desempleo (21%), Alemania ve disminuir el suyo. En 2006 abrumó al 9.8% de la población económicamente activa pero al cierre de 2011 se estima en 6 por ciento. En cuanto al déficit público (el cáncer griego) Alemania lo estima en 2.1% al cierre del presente año (el techo límite en la zona euro será de 3% de lo contrario se tomarán represalias. La deuda pública alemana representa el 82 por ciento de su PIB, algo que para Grecia e Italia representa tres dígitos, 160 y 140 por ciento respectivamente.

 

A Alemania le interesa que el euro no se quiebre. Un dato que lo comprueba es el costo que representaría no tener la moneda euro. Entre 2009 y 2011 las exportaciones crecieron 18%; sin euro, la cifra hubiese sido del 10 por ciento. La depreciación marginal de la moneda le beneficia a su economía. Si todo va bien ¿por qué razón Merkel impondrá nuevas reformas al Tratado Europeo, en especial, la cláusula de la regla de oro donde el déficit público no podrá superar el 3 por ciento?

 

No todo va bien en Alemania; Manroland, tercer fabricante mundial de rotativas de periódicos, se declaró en quiebra hace 10 días; el mejor escenario es la liquidación de 6 mil 500 de sus empleados, y el peor es su desaparición. El mes pasado Nokia Siemens Networks (germana-finlandesa) anunció un recorte del 25% de su plantilla en todo el mundo (17 mil empleados) debido a la pérdida en su participación de mercado a manos de Apple. EON, la mayor empresa eléctrica alemana confirma la reducción de su plantilla en un 15 por ciento. En cuanto a la industria automotriz existen dudas sobre el comportamiento que tendrá durante el próximo año. En pocas palabras, los daños en algunos de los sectores económicos y con perspectivas de un enfriamiento económico durante 2012, producto de la languidez del consumo, Merkel les ha aplicado a Sarkozy y a toda Europa sus recetas financieras en las que subyace la disciplina, es decir, la disminución, urgente, del déficit público.

 

Ayer, en París, Sarkozy y Merkel dejaron entrever el ya famoso rumor de la Europa a dos velocidades cuando, en realidad, ya existe (como bien señala Javier Solana) pues quienes tienen al euro (17 de los 27 países de la UE), tendrán que decidir si aceptan o no la propuesta de Merkel mientras que, los diez restantes, tendrán que ponderar la reconstrucción del tratado. David Cameron se ha adelantado a la resolución del viernes advirtiendo que Reino Unido no estará dispuesto a aceptar cambios legales que se traduzcan en soberanía.

 

Algunos funcionarios europeos, a diferencia del ministro de asuntos exteriores polaco, han dado muestra de cansancio por no decir, hartazgo, sobre la dependencia que tienen con Alemania; otros critican al gabinete de Merkel, en particular al de economía, representado por un abogado. Lo que es cierto es que el viernes Europa se juega parte de su futuro inmediato. Aceptar o no las advertencias de Merkel sobre el déficit público. Su fervor por la disciplina la ha llevado a apelar la presencia del Tribunal Europeo para que se encargue de aplicar las sanciones.

 

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