Estoy convencido que la brutal desigualdad es el mayor cáncer de la humanidad pero, como diría Víctor Hugo, “la primera igualdad es la equidad”. Es allí, en la ausencia de equidad, en donde reside la mayor desigualdad especialmente en países como el nuestro.

 

El asunto viene a cuento porque ayer la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos -que reúne a los países de mayor desarrollo económico del mundo y a otros más conocidos como potencias emergentes y que tiene su sede en París- dio a conocer un estudio elaborado en los últimos dos años en el que analiza poco más de tres décadas de evolución del ingreso familiar en los 34 países que conforman la organización a la que también pertenece México.

 

La conclusión es simple y a la vez preocupante: La brecha entre la población más rica y la más pobre se ha hecho más grande en los últimos 33 años; ésa es la noticia explícita. Pero hay una noticia implícita que preocupa aún más: Que el estudio de la OCDE llega hasta 2008, antes de los graves efectos de la crisis económica global sobre el empleo y el ingreso de la población de los estratos medios y bajos, por lo que es muy posible que la desigualdad económica se haya profundizado aún más en los tres años recientes.

 

México y Chile son los países con mayor desigualdad económica en su población de las 34 economías que forman la OCDE.

 

Si en algo sirve de consuelo, en Chile la desigualdad económica es mayor que en México con 27 veces más ingresos para el promedio de los más ricos, en relación al promedio de los más pobres. México le sigue con 25 veces. En Brasil, el país de moda, la desigualdad económica duplica a la mexicana: es 50 a 1.

 

Pero nada de eso mitiga la realidad de una desigualdad económica apabullante entre la población mexicana -que casi triplica a la media europea de 9 a 1- provocada por lo que Víctor Hugo llamaba ‘falta de equidad’. La igualdad es un sueño irrealizable, pero la equidad es un asunto concreto de instituciones funcionales que en México se ha pospuesto.

 

Por lo menos 5 factores han incidido en la falta de equidad como causante de la desigualdad económica en las últimas décadas en México:

 

1. La extendida informalidad en la que vive al menos un tercio de la población mexicana y que coarta sus posibilidades de desarrollo.

 

2. El fracaso de la política fiscal y de sus efectos sobre la redistribución de los beneficios sociales.

 

3. La elevada concentración de los mercados que limita y roba oportunidades a los emprendedores y extiende el rentismo como modalidad para la generación de riqueza.

 

4. El raquítico crecimiento económico de las últimas décadas que ha inhibido la creación masiva de riqueza.

 

5. El fracaso del modelo de educación básica.

 

El mayor obstáculo en México para cerrar la brecha de desigualdad económica entre la población es la falta de equidad en las oportunidades para todos debido a un débil aparato institucional. Es allí, en la construcción de instituciones sólidas, independientes y creíbles, en donde países como Brasil –hoy mucho más desigual que México- están avanzando a un mayor ritmo que el nuestro.

 

 

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