De todas partes del país llegan los peregrinos a la Basílica de Guadalupe para cantarle a las 12 de noche Las Mañanitas a la Virgen de Guadalupe. El arribo constante de personas, imágenes y estandartes se observa en esta fría mañana dentro y en los alrededores del templo mariano.
La mayoría de los guadalupanos llega al santuario mariano, se hinca, reza y concluye su peregrinación cíclica para regresar a su lugar de origen, posiblemente conscientes de que deben dejar espacio a los que vienen detrás, a los que faltan por llegar.
Hay otra cantidad considerable que busca un rinconcito alejado donde tender sus cobijas, quitarse los zapatos, estirar las piernas y prepararse para la hora de que llegue el momento en que habrán de cantar Las Mañanitas a su querida Madre.
Los peregrinos, que llegan al lugar a pie, en bicicletas y pocos en vehículos procedentes de los cuatro puntos cardinales, representan como pocos en el mundo la fe de un pueblo que confía en la intercesión divina para orar por la solución de problemas terrenales o dar gracias por las bendiciones recibidas.
Al preguntar a los fieles guadalupanos sobre la fuerza que los mueve para llegar a este centro religioso, las respuestas son muy variadas.
Los alumnos del Liceo Juan Bosco de Querétaro, ataviados con los colores de su uniforme escolar, responden por ejemplo que es una gran oportunidad de agradecer a la Virgen por estar vivos y dar la certeza de que la vida no es una casualidad, sino un regalo de Dios que vale la pena vivir, sobre todo al servicio de los demás.
La señora Teodora Martínez García, quien porta un vestido morado que usa para “dominguear” en su natal Puebla, comentó a su vez que desde hace 15 años viene por estas fechas a agradecer a la Reina del Cielo el milagro que le hizo de salvar a su sobrina de una enfermedad que los médicos habían pronosticado le impediría caminar.
Gracias a la Virgen, afirmó Teodora Martínez, la joven está sana e incluso con dos hijos que, paradójicamente, le impidieron acompañarla en esta ocasión, pero que espera volver con ella el próximo año y los que le queden de fuerza para realizar el viaje.
Enarbolando banderas, imágenes, palmas, flores, instrumentos musicales, uniformados o vestidos con ropa para la ocasión, cargando esculturas, y representaciones de todo tipo de material de la Virgen de Guadalupe, los fieles llegan y ocupan el espacio disponible en el atrio.
Los fieles están convencidos de que vale la pena soportar el hambre, el cansancio, el sudor y la falta de higiene con el fin de participar en la celebración colectiva, prevista para esta noche cuando junto a personalidades y cantantes famosos cantarán a la Virgen de Guadalupe.
Es un acontecimiento esperado por los mexicanos que se asumen guadalupanos, que es la mayoría de los habitantes de este país y que han logrado exportar este fervor a otros países, donde se sabe que también están pendientes del fenómeno religioso que representa la Guadalupana. (Notimex)