Nunca antes en los últimos 40 años habían migrado tan pocos mexicanos a Estados Unidos como en el último año según se desprende de un informe que presentó el lunes pasado el gobierno estadounidense a través de la US Customs and Border Protection al finalizar el año fiscal 2011.
El informe del gobierno de Barack Obama señala que las deportaciones del total de inmigrantes ilegales en la frontera México-Estados Unidos fueron 53% menores que en 2008 y apenas una quinta parte de las registradas en 2000, el año pico en esta materia. Y el Pew Hispanic Center dice que el número de migrantes indocumentados mexicanos se redujo en medio millón entre 2007 y 2010 y calcula su número en 6.5 millones después de haber alcanzado un pico de 7 millones a finales de 2007, antes del estallido de la crisis financiera en la Unión Americana.
La noticia se le antoja a cualquier político para colgarse medallas en tiempos de urgencia electoral. El gobierno de Barack Obama atribuye el fenómeno a su política de migración y al redoblado control de su frontera sur tan discutida por los candidatos republicanos durante sus campañas internas. Mientras que el gobierno de Felipe Calderón no deja de señalar a la buena marcha de la economía y a la creación de empleos como el factor de retención de la mano de obra mexicana en el territorio nacional.
Ambos seguramente tienen la razón, aunque me temo que el factor principal de por qué se ha reducido fuertemente el número de migrantes mexicanos a Estados Unidos no se encuentra precisamente en uno u otro.
El fenómeno lo explica principalmente la crisis económica en Estados Unidos que significó la desaparición de casi 8 millones de empleos entre finales de 2007 y de 2009 de los que más de un millón fueron empleos de hispanos y, principalmente, de mexicanos según se desprende del análisis que realiza el Servicio de Estudios Económicos del BBVA.
La recuperación económica que se ha dado a partir de 2010 también está beneficiando a los migrantes mexicanos establecidos en la Unión Americana aunque todavía sin la fuerza suficiente como para atraer a nuevos migrantes mexicanos.
No se puede desestimar la mejoría comparativa en la situación económica de México, pero no hay que hacerse muchas ilusiones en términos migratorios. Las diferencias laborales entre uno y otro país son aún abismales y es muy probable que la expulsión de mano de obra mexicana retome su tradicional ‘normalidad’ de las últimas décadas al consolidarse la recuperación en el empleo estadounidense.
AYUDAS EN CRISIS. Una de las consecuencias de la crisis fiscal europea será la reducción o eliminación de la ayuda que la Unión Europea brinda a las ONG y gobiernos latinoamericanos. Así que a partir de 2012 la UE eliminará de sus presupuestos de cooperación ayudas que brindaba a 11 países de la región en materia de competitividad, derechos humanos, integración regional o gobernabilidad, para concentrarse en aquellos países más pobres. El recorte le pegará fuerte especialmente a las ONG.
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