La realidad en España suena como un chiste últimamente. Los noticieros parecen sacados de onda. Un popurrí de crisis financiera, y corruptos de falsos vuelos, que se quedan con el dinero que no sobra. Los reyes del papel couché esta vez, son los mismos que rigen el país. A las puertas navideñas de este raro año, se mezclan de manera rocambolesca los 5 millones de desempleados junto a los 16 millones de euros que el yerno del rey, Iñaki Urdangarin y su socio, Diego Torres, trataron de embolsarse, y es que hasta cuando el Rey Juan Carlos dice: “Vienen tiempos muy duros”, el sarcasmo completa la frase. Si el matrimonio de su hija pequeña, la Infanta Doña Cristina era un remanso de paz, tras el del heredero de la corona con una periodista divorciada, y el divorcio de su segunda hija, la infanta Doña Elena con un excéntrico fashion victim, ese yerno alto, guapo, atlético de quién su hija se enamoró en los Juegos Olímpicos de Atlanta de 1996, tan perfecto como el güero Ken, ha resultado la gota que colma el vaso, ese que se fue llenando con las bodas de sus tres hijos.
La historia del entramado financiero comenzó cuando no lo parecía. En el año 2005 la infanta Cristina y su esposo se mudaron a una casa valorada en seis millones de euros, en Barcelona. La opinión española se llevaba las manos a la cabeza, ¿Cómo pueden pagar esto? y ahora todos se preguntan, ¿Cómo no vieron en esa casa el comienzo de algo extraño? En el 2009 pusieron pies en polvorosa rumbo a Washington D.C. El Consejero de Telefónica Internacional aloja a su familia en una mansión de 11,000 dólares al mes, en la capital política de Estados Unidos.
La cronología del caso se remonta al año 2004, cuando Urdangarin ofrece sus servicios para organizar un foro deportivo en las islas Baleares. Ese mismo año crea junto a su antiguo profesor de ESADE (Business & Law School), Diego Torres, el Instituto Nóos, empresa dedicada a la celebración de eventos deportivos. El primero, en Valencia tuvo un costo de 3.7 millones de euros. En los años 2005 a 2006 celebran otros dos eventos, de 2.3 millones y recibe pagos del Gobierno de Baleares, presidido por Jaume Matas, presidente del Partido Popular (PP) de Baleares. El Partido Socialista (PSOE) cuestiona los 1.2 millones que se abonan a Nóos. Quince días después de ese toque de atención, Urdangarin abandona la presidencia de Nóos.
El juez acaba de concluir que Urdangarin organizaba un entramado de empresas creadas con el fin de desviar fondos públicos. Tras encontrar diferentes sociedades (Aizoon, Virtual Strategies, Shiriaimasu, Intuit Strategy Innovat…) denominan el caso “Operación Babel” por el enredo de diferentes y complicados nombres. Un informe de Hacienda cifra en 16 millones los ingresos de Nóos. Lo más impactante sucede esta semana, cuando se descubre que utilizan una Fundación para niños discapacitados y desviar fondos a Belice, paraíso fiscal. “Quisieron dar apariencia de filantropía -ha dicho el juez Castro-, para despistar. La apariencia de ONG permitía convencer a las autoridades de su bondad sin someter los contratos al escrutinio de un concurso”. El duque de Palma afirma que defenderá su “honorabilidad e inocencia”. La Casa del Rey tras un largo silencio, roto por iniciativa –dicen, del Príncipe de Asturias- retiran al Duque de Palma de toda actividad pública por un comportamiento “no ejemplar”.
Lo que todo el mundo se pregunta es qué pudo pasar por la cabeza de Urdangarin, para teniéndolo todo, quisiera más. La polémica llega al Museo de Cera de Madrid y trasladará la figura de Urdangarin, al área de deportistas. Al menos le encontraron un hueco, el ex esposo de la infanta Doña Elena, Jaime de Marichalar, acabó en las bodegas del Museo.
Parece ser que la linda Princesa que besó a un deportista y le convirtió en príncipe, se ha dado cuenta que en realidad era una rana. ¿Qué hará la Princesa? ¿Qué hará?
@MartaGRodulfo