El primer ministro de Irak, Nuri al-Maliki, demandó hoy al gobierno autónomo del Kurdistán iraquí que entregue al vicepresidente Tarek al-Hashemi, contra quien pesa una orden de arresto por cargos de terrorismo, advirtiendo que podría escapar al extranjero.
La petición del jefe de gobierno pareció aumentar este miércoles la tensión política entre sunitas y chiitas, ya que horas después el bloque secular Iraqiya llamó a reemplazar a Maliki para evitar una nueva dictadura en el país.
En una conferencia de prensa en Bagdad, el primer ministro afirmó que el deber del gobierno del Kurdistán, en el norte iraquí, es “entregar a quien es buscado por la justicia, ya que de no hacerlo (Hashemi) podría escapar y tendrá nuevos problemas”.
Hashemi escapó hacia Erbil, capital del Kurdistán, luego de que el Tribunal Supremo emitió una orden de arresto en su contra, sustentada en confesiones de tres de sus ex guardaespaldas detenidos que lo ligan a ataques contra funcionarios iraquíes, mismos que habría financiado.
El vicepresidente se defendió la víspera de las acusaciones, que calificó de “fabricadas”, y acusó al primer ministro de estar detrás de un complot en su contra, por lo que se dijo dispuesto a comparecer ante la justicia para demostrar su inocencia.
En ese sentido, solicitó que el proceso sea trasladado al Kurdistán y se desarrolle con la asistencia de la Liga Árabe, ya que “la justicia en Irak está politizada y depende del Ejecutivo”.
Sin embargo, Maliki aseguró esta tarde que ya hay más información sobre los delitos que se le imputan, de acuerdo con despachos de la agencia local de noticias Aswat al-Iraq.
La coalición secular Iraqiya, encabezada por el ex primer ministro Iyad Allawi, criticó la “persecución” de Maliki contra el vicepresidente y llamó a reemplazarlo, advirtiendo contra una nueva dictadura.
El vocero del bloque, Haidar al-Mulla, afirmó que esa alianza política demanda la formación de un gobierno postocupación en el que Maliki sea sustituido, porque “es necesario salvar la situación política y no queremos otra dictadura que amenace el progreso de Irak”.
Añadió que Maliki “está llevando el país a ningún lugar, sólo a nuevas crisis, y es responsabilidad de todos preservar la estabilidad y unidad del país”.
La clase política iraquí ha advertido que el asunto podría encender la mecha del conflicto sectario en el país nuevamente, ya que la comunidad sunita (a la que pertenece Hashemi) se dice oprimida por el gobierno chiita de Maliki.
El ex presidente “Sadam Hussein era un dictador y Maliki también es un dictador”, advirtió el viceprimer ministro Saleh al-Mutlak.