Felipe Calderón le ganó la partida a Gustavo Madero y desde esta semana tomó abiertamente el control del proceso de elección interno del PAN, del que habrá de surgir el candidato presidencial del blanquiazul.
Los jaloneos entre el presidente de la República y el dirigente de Acción Nacional sobre quién llevaría las riendas del proceso, comenzó hace cinco meses -principios de julio-, cuando Calderón quiso llevar mano e invitó a los aspirantes azules a comer a su casa. Cuando Madero (y los grupos que le apoyan, particularmente los yunquistas) se enteró, se opuso al encuentro, intentó sacar al presidente de la República del proceso de elección interno y le dijo: El proceso lo voy a conducir yo, ven al partido.
Fue entonces que se organizó un encuentro a puertas cerradas, en la sede del PAN, los días 16 y 17 de julio para definir la estrategia de cara a los comicios de 2012. Asistió a la sede del PAN junto con el ex candidato presidencial, Diego Fernández de Cevallos; el todavía secretario de Gobernación, José Francisco Blake Mora; el Jefe de la Oficina de la Presidencia, Gerardo Ruíz Mateos; la coordinadora general de Comunicación Social, Alejandra Sota; además de los gobernadores de Sonora, Guillermo Padrés Elías; de Puebla, Rafael Moreno Valle; de Morelos, Marco Antonio Adame; Baja California, José Guadalupe Osuna Millán; y de Baja California Sur, Marcos Covarrubias.
A partir de ahí, Calderón se vio obligado a dejarle a Madero los bártulos de la elección. El coahuilense, a su vez, ofreció llevar una contienda interna tersa, armónica, desprovista de ataques.
Pero las cosas no le salieron bien a Madero. Su mayor tropiezo fue el que el Tribunal Electoral revocara el acuerdo del método de elección directa de diputados y senadores en Tamaulipas, Oaxaca, Guanajuato y Distrito Federal.
Además de ello, el PAN no repunta en las encuestas, el rechazo a la inscripción de la candidatura de Manuel Clouthier tendrá costos; hay quienes consideran que los panistas deberían tener ya un precandidato único y no seguir en esta historia de tres; para colmo –desde la perspectiva de Calderón–, Ernesto Cordero sigue muy debajo de Josefina Vázquez Mota.
Si a eso le sumamos el debate que tuvieron Cordero y Josefina donde ella acusó a Ernesto de haber producido más pobres, y él a ella de no tener liderazgo político suficiente para sacar adelante las reformas, quien terminó raspado al final de cuentas fue Calderón.
Ante esta situación, el presidente decidió que Madero había perdido el control del proceso y tomó cartas en el asunto. Comenzó a operar él mismo el proceso interno y lo hizo patente para todos: invitó, uno a uno, a los precandidatos a Los Pinos, a su terreno.
El martes por la mañana, Calderón se reunió hora y media con Vázquez Mota. Ese mismo día, a la una de la tarde, con Creel, durante 45 minutos. En ambos casos, las invitaciones fueron de último momento. Tan de premura que Josefina tuvo que cancelar una reunión y Creel pidió que le esperaran a que recogiera primero su constancia de precandidato.
Gemas: Perlas cortesía de Santiago Creel: “No sé lo que está pasando arriba, lo que sí sé es lo que se está gestando abajo”.
“Calderón y Madero me escucharon hablar de mi precampaña. No sé si con alegría o no, pero yo sí…”
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