PRAGA. Miles de personas acompañaron ayer a la esposa de Václav Havel, Dagmar, a miembros de su familia y amigos en una procesión para rendir homenaje al finado presidente checo.

 

El féretro que contenía los restos de Havel fue transportado desde Encrucijada Praga, una iglesia convertida por Havel en un centro cultural, hasta el Castillo Praga, el lugar de la presidencia donde quedará expuesto al público hasta el viernes cuando se realice el funeral de estado.

 

Muchos de ellos que se formaron en las calles saludaron en medio de aplausos la llegada del automóvil negro que portaba el féretro.

 

Miles de personas esperaron pacientemente por horas cuando los restos de Havel quedaron expuestos al público el lunes a fin de rendirle homenaje al ex líder que falleció el domingo, a la edad de 75 años.

 

Dramaturgo e intelectual de prestigio, estaba considerado como uno de los dirigentes europeos más respetados por su defensa de la libertad y los derechos humanos.

 

La caída del muro de Berlín en 1989 favoreció un clima social contra el sistema autoritario checo que fue aprovechado por Havel junto a otros destacados intelectuales para poner en marcha el Foro Cívico, plataforma que integró a las fuerzas de oposición al régimen comunista y lideró el proceso de transición democrática denominado Revolución de Terciopelo.

 

El 29 de diciembre de 1989 fue nombrado presidente de la República Checoslovaca en sustitución de Gustav Husak.

 

Durante su gestión, trabajó por la integración de su país en las instituciones europeas y por la apertura de las relaciones diplomáticas.

 

Contrario al proyecto de no someter la división del Estado checoslovaco a referéndum, el 20 de julio de 1992 dimitió. Sin embargo, aceptó ser el primer presidente de la recién creada República Checa el 26 de enero de 1993 y tomó posesión del cargo el 2 de febrero.

 

El 20 de enero de 1998 fue reelegido por el Parlamento para un nuevo y último mandato de cinco años. Su trayectoria humana y política lo convirtió en un referente ético.

 

Finalizó su mandato el 2 de febrero de 2003. En los últimos años su participación en los asuntos políticos había quedado limitada por motivos de salud.

 

Sufría frecuentes afecciones pulmonares y padecía además una arritmia cardiaca.

 

La última aparición pública de Havel fue durante la visita del Dalai Lama a Praga, el 11 y el 12 diciembre, en la que suscribió una declaración para potenciar el compromiso y mejorar la situación de los derechos humanos en todo el planeta.

 

El líder espiritual del Tíbet informó entonces en rueda de prensa de que uno de los motivos de la visita fue curar a Havel y tuvo que ejercer con él los servicios de la medicina budista.

 

Havel, en estado convaleciente y visiblemente debilitado, emocionó al público en Praga al asistir en marzo pasado al estreno de su primera película, “La partida”, de la que fue realizador y guionista.

 

“Gracias por venir. Les aseguro que el tropiezo ha sido real y no filmado”, dijo entonces con humor el septuagenario dramaturgo, después de tropezar y caer al subir al escenario del cine Lucerna

 

El gobierno declaró tres días de duelo nacional. (AP)