El martes pasado el portal de El Economista publicó esta nota: “El sobreendeudamiento en que incurrió Coahuila fue la tormenta perfecta: fallaron un funcionario de Hacienda, las calificadoras, el buró de crédito y los bancos, reconoció la Asociación de Bancos de México (ABM). ‘No podemos garantizar que no exista un nuevo Coahuila, pero trataremos que esto no vuelva a suceder, dijo Luis Robles, presidente ejecutivo de la ABM”

 

El mea culpa del representante de los banqueros del país en el caso del ex gobernador y ex presidente nacional del PRI, Humberto Moreira, debe provocar más de una reflexión a partir de unas cuantas preguntas:

 

1. ¿Acaso las experimentadas áreas de evaluación de riesgos de los bancos involucrados no analizaron técnicamente a detalle la congruencia y solidez de la información financiera que entregaron los funcionarios de Coahuila antes de emitir su opinión a la dirección del banco para autorizar un crédito de estas magnitudes?

 

2. ¿Existe un criterio ‘político’ para el otorgamiento de créditos a determinados estados y municipios por parte de algunos banqueros, más allá de los dictámenes técnicos que emitan sus áreas de riesgo crediticio? En el caso de Coahuila los bancos mayormente involucrados como Interacciones y Multiva son propiedad de banqueros con fuertes nexos con el priismo nacional.

 

3. ¿Porqué los bancos acreedores pasaron por alto el fraude –falsificación de documentos para obtener los créditos- cometido en su contra por el gobierno de Coahuila aún a pesar de que éste siguió pagando el servicio de la deuda? ¿No es relevante para un banco este tipo de acciones por parte de sus clientes?

 

Luis Robles da la cara y atina a decir “trataremos que esto no vuelva a suceder”. El asunto es ¿y lo que ocurrió? Porque si bien muchos estuvieron involucrados en lo que llamó ‘tormenta perfecta’, el mea culpa de los banqueros no es suficiente para exculpar los delitos o supuestos delitos allí cometidos, pero tampoco da respuesta a la presunción de que los recursos de la banca también se utilicen con fines políticos-electorales.

 

El mea culpa de Robles da para abrir la discusión.

 

SÍGALE LA PISTA…

 

REUTERS Y DE SWAAN. En México es largo aún el trecho que le resta a la credibilidad, cuando de dinero público y uso indebido de influencias se trata. Y lo es porque ‘la burra no era arisca’; los casos se han repetido uno tras otro con evidencia demostrada como lo ha sido recientemente el caso del ex gobernador de Coahuila, Humberto Moreira. En el caso de la nota que publicó Reuters el pasado 16 de diciembre señalado un presunto tráfico de influencias de Mony de Swaan con dos contratos por 200 mil dólares concedidos a amigos suyos, el asunto ha quedado solo en el señalamiento. De hecho llama la atención que la acusación implícita en contra del presidente de la Cofetel haya sido publicada por Reuters sin evidencia de que De Swaan recibió efectivamente algún beneficio financiero o de otra índole por los contratos que la Cofetel firmó con sus amigos. La presunción de tráfico de influencias allí está, pero es eso…solo presunción.

 

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