Turquía ha suspendido las relaciones políticas y militares con Francia en respuesta a la aprobación hoy por el Parlamento francés de una ley que castiga con pena de cárcel la negación del que denominan “genocidio” armenio.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, anunció la medida en una rueda de prensa, en la que definió como “injusta, racista, discriminatoria y hostil hacia Turquía” la ley francesa, que prevé multar con 45 mil euros y un año de cárcel a quien niegue el carácter de genocidio al exterminio armenio ocurrido en 1915.

 

“Desde este momento, cancelamos las actividades bilaterales políticas, económicas y militares”, dijo el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan. “Suspendemos toda clase de consultas políticas con Francia (y) la cooperación militar bilateral, las maniobras conjuntas quedan canceladas desde este momento”.

 

Dio a conocer la medida en una rueda de prensa en la que definió como injusta, racista, discriminatoria y hostil hacia Turquía el proyecto de ley francés, que prevé un año de cárcel y una multa de 45 mil euros a quien niegue el carácter de genocidio a esa matanza.

 

El ministro francés de Exteriores, Alain Juppé, trató de reconducir la situación con un llamamiento al diálogo.

 

“Lamento esta primera reacción y apelo al sentido común y a la mesura para que las cosas se queden así, si es posible”, declaró Juppé, quien añadió que las relaciones entre Francia y Turquía son relaciones estrechas y múltiples en muchos ámbitos.

 

Erdogan confirmó la llamada a consultas a su embajador en Francia, Tahsin Burcuoglu, quien confirmó en rueda de prensa en París que volaría hoy a Ankara y que ignoraba si regresaría pronto a la capital gala.

 

El primer ministro turco anunció la cancelación inmediata de todas las actividades políticas bilaterales, tales como proyectos educativos, intercambio de personal, seminarios y cursos.

 

A partir de ahora, subrayó, Turquía no participará en ningún proyecto de colaboración con Francia en el marco de la Unión Europea y suspenderá todas las consultas políticas, así como las actividades militares y las maniobras conjuntas.

 

Erdogan precisó que se ha cancelado el permiso genérico anual para vuelos militares franceses sobre territorio turco y que cada vuelo deberá requerir un permiso específico.

 

En la misma línea, adelantó que se rechazará toda solicitud de los navíos militares franceses para atracar en puertos turcos hasta nuevo aviso.

 

En tono amenazante, Erdogan dijo que las medidas enunciadas son sólo una primera etapa, a la que seguirían una segunda y una tercera, si Francia persevera en su intento de implantar la ley, que aún tiene que pasar por el Senado.

 

La polémica normativa, muy reclamada por la importante comunidad armenia residente en Francia, está dirigida al genocidio armenio, reconocido como tal por la legislación gala desde 2001, ya que la negación del Holocausto judío se castiga en el país desde 1990.

 

El Gobierno turco interpreta la ley como un acto hostil dirigido contra Turquía, que considera las matanzas de armenios como lamentables excesos ocurridos durante la I Guerra Mundial, pero no como genocidio.

 

Francia es uno de los 21 países que reconoce el llamado genocidio armenio, en el que, según los historiadores que lo defienden, perecieron entre medio millón y millón y medio de personas en una campaña de exterminio organizada por el partido de los Jóvenes Turcos, embrión de la formación en la que se apoyó Mustafa Ataturk para fundar la actual Turquía.

 

En 2001, cuando París reconoció oficialmente el genocidio armenio, Turquía también amenazó con sanciones, pero desde entonces los intercambios entre ambos países han crecido un 30 por ciento.

 

Décimo quinta economía mundial, Turquía es el cuarto socio comercial de Francia fuera de la Unión Europa y acoge a un millar de empresas francesas, punta de lanza del que es el segundo país inversor.

 

Armenia aplaudió ayer la decisión del Parlamento galo y a través de su ministro de Exteriores, Eduard Nalbandián, dijo: “Francia ha confirmado que es la cuna de los derechos humanos y una vez más ha demostrado su lealtad a los valores de la humanidad”. (Con información de EFE)