Ya se fue 2011 y fuimos testigos de que el mundo no se acabó, de que los jinetes del apocalipsis no entraron por Reforma y de que la ciudad continúa allí como una repetición a prueba de amnesias. Hay un ambiente mental de que ahora sí en este 2012 vamos a hacer todo lo que no pudimos en los 12 meses que se acabaron. Procrastinar es la religión de aquéllos que no tienen otra fe que la de postergar lo inminente, como programar el fin del mundo a una baja velocidad, total esa es una de las opciones de las nuevas tecnologías: el simulacro de que ahora por fin tenemos en nuestras manos la decisión de a qué ritmo vamos por la vida. Diciembre no sólo es un mes de año, es la estación, por decirlo de una forma, en la que se incuban los propósitos más altos y también en la que nos damos cuenta de si logramos realizar todo lo que nos trazamos.
Pero ¿qué le depara 2012 a la ciudad de México? De inicio del spam electoral. Nos espera una aparatosa campaña que terminará en julio cuando se elijan a los 16 delegados, diputados y al jefe de Gobierno. Millones de spots, mítines y anuncios en las calles nos ayudarán a fortalecer nuestra capacidad de abstraernos del entorno urbano. La indiferencia será en esta ocasión un remedio contra el discurso somnífero de los candidatos que se convertirán, como siempre, en unas máquinas lanzadoras de promesas y mesías de un mundo que no vendrá jamás. El mercado de vendedores de simulacros ya se abrió y poco a poco acuden los compradores de ilusiones, pues de ellos es el reino de los spots.
¿Por fin cuando vengan las lluvias ya no habrá inundaciones? Las autoridades tienen bien registrados los puntos en riesgo, pero cada año, pese a los trabajos de rehabilitación y prevención esos mismos lugares se vuelven lagunas que echan a perder las propiedades de los habitantes. Millones de pesos destinados a obras hidráulicas, programas de ayuda para los afectados de las 34 zonas de inundación que hay en la ciudad. La sobreexplotación de los mantos acuíferos ha provocado también el hundimiento del DF, sólo para poner un ejemplo, el centro histórico ha descendido su nivel 34 metros en los últimos 100 años. Y nadie encuentra la fórmula para frenar esta situación. ¿En 2012 por fin alguien tendrá la solución?
Cierto que en la capital del país no existen los niveles de violencia que tienen entidades como Tamaulipas, Chihuahua o Veracruz, pero eso no indica que hay un blindaje. El aumento en decapitaciones de presuntos integrantes del crimen organizado ha encendido las alertas en las áreas de procuración de justicia locales y aunque hasta ahora se ha mantenido en cifras muy pequeñas, los alrededores de la ciudad se han convertido en los campos de batalla de los cárteles.
Escasez de agua. La solución a este problema es la captación pluvial. Esto requiere una buena planeación e inversión, pero la tecnología ya está desarrollada y quizás implementarla sea una receta de cocina, eso después de planear cómo se realizaría.
La desigualdad social: a pesar de que el DF está entre los tres primeros puestos de los estados que más peso tienen en el PIB nacional, la realidad es que sólo el 10% de su población concentra más del 95% de la riqueza que produce, causando contraste tan evidentes como que la ciudad tenga barrios “de primer mundo” como Polanco, Santa Fe o Tecamachalco y a pesar de eso, por cada “barrio de alta calidad” haya cerca de 10 barrios que a veces ni siquiera llegan a alumbrado público ni pavimento en las calles.