El 2012 inicia marcado por la incertidumbre. ¡Qué digo incertidumbre, por el pesimismo que acarrea! Prácticamente todos los pronósticos económicos que hemos leído o visto recientemente muestran una tendencia al deterioro en sus principales indicadores, comenzando por el crecimiento económico global que el FMI está a punto de dar a conocer.

 

Y es que 2011 había sido marcado como un año de consolidación de la recuperación económica después de la profunda crisis que en 2009 y 2010 azotó a Estados Unidos, Europa y buena parte del mundo desarrollado. Pero no solo no ocurrió, sino que las graves crisis de deuda pública y la desestabilización que ello provocó en los sistemas financieros de varios países europeos profundizó la gestación de crisis recesivas en prácticamente toda Europa con serias consecuencias sobre los mercados financieros mundiales y la marcha económica global incluyendo a las economías emergentes de alto desempeño reciente como China, India y América Latina.

 

Así, 2011 terminó peor de lo que se había pronosticado inicialmente y con un manto negativo sobre las tendencias económicas en el inicio de este 2012 para la que, por cierto, razones no faltan.

 

Pero en medio del negro panorama global que se advierte existe un rayo de esperanza que proviene del comportamiento recientemente observado en la economía estadunidense, especialmente en el sector privado. Como diría el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, comienzan a aparecer nuevos “brotes verdes” en medio del desierto que dan indicios de una leve recuperación –si somos optimistas diríamos que es recuperación al fin- y que podría ser factor de contagio positivo para iniciar el tan esperado círculo virtuoso.

 

En general las condiciones del mercado laboral en Estados Unidos han mejorado (las menores solicitudes de seguro de desempleo y la mayor facilidad para encontrar empleo según las encuestas, así lo muestran) alentando el ingreso y el consumo en la última parte del año. Incluso los indicadores de construcción, ventas de viviendas nuevas y precios de las casas han respondido cautelosamente a la alza, aunque sus signos son aún débiles.

 

Todo esto hace pensar a los analistas que la economía estadounidense crecerá más de un 3% anual en el cuarto trimestre del año, a un ritmo superior al que se había pronosticado inicialmente.

 

Es cierto, los ‘brotes verdes’ en la economía estadounidense se han acrecentado después de años de sequedad lo que estimula la confianza de algunos economistas de que en 2012 la economía estadounidense podría crecer lentamente pero por arriba de 2.2%, a pesar de que la excesiva cautela instalada hasta ahora en los pronósticos de la mayoría de los economistas oficiales y del sector bancario prevé un crecimiento menor al 2%.

 

Claro que los brotes verdes están amenazados por la batalla electoral en el Congreso que podría asustar a empresarios e inversionistas colocando en tela de duda cualquier asomo de recuperación, junto con la falta de acuerdos definitivos en la zona Europea por las graves medidas de ajuste que vienen y que ampliarían las grietas de división en el bloque del euro.

 

Y es que para México y para el presidente Calderón, la multiplicación de los brotes verdes en la economía estadounidense es sencillamente crucial en un año también electoral en el que el bolsillo del elector jugará un papel definitivo.

 

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