En los últimos 10 años México ha crecido en promedio 1.2 puntos porcentuales por debajo del promedio latinoamericano. Mientras que la región creció a una tasa anual promedio de 3.5%, México lo hizo al 2.3%. Y este año que inicia con malos augurios no será la excepción: Se estima que la economía mexicana crecerá alrededor de 3% mientras que el pronóstico para la región es de 3.7% de crecimiento del PIB, según la CEPAL.

 

Y ya ni hablar de economías medianas y grandes con un crecimiento superior al promedio regional como las de Brasil, Colombia, Chile, Argentina o Perú que en la última década han sostenido un promedio de crecimiento anual que va del 3.8% de Brasil al 6.4% en el caso de Perú.

 

La economía mexicana está anémica por falta de crecimiento sostenido. Y no es un asunto de mala publicidad por si algún funcionario de gobierno ve en estos comentarios una ‘mala intención’ como suele etiquetarse sin mayor reparo. Es un asunto de resultados concretos en el largo plazo. Conocemos de sobra los diagnósticos de porque la economía no crece sostenidamente y aquí los hemos comentado hasta la saciedad, pero cada uno de esos diagnósticos han sido guardados en los archiveros de los políticos, sin que ocurra nada sustancial con las políticas públicas.

 

El crecimiento económico sostenido no es un asunto de numerología de los economistas, sino la consecuencia de decisiones deliberadas de los políticos para ampliar continuamente la riqueza de un país a partir del aprovechamiento eficiente de sus recursos y potenciales, que normalmente deben traducirse –aunque lamentablemente no siempre ocurre- en una mejora continua en oportunidades y calidad de vida para los ciudadanos.

 

Por eso el rezago en el crecimiento económico mexicano de largo plazo se ha traducido en otros rezagos: En pérdida relativa del poder adquisitivo de la población, en una mala calidad de los empleos o en altos niveles de pobreza de que no se logra abatir. Por eso no es de sorprenderse que el PIB por habitante en México haya crecido solo 1.1% en la última década, frente al 2.7% de Brasil o al 3% de Chile.

 

¿Acaso es tan difícil entender que no hay forma de anular los rezagos socio-económicos acumulados en las últimas décadas, si no se genera más riqueza de manera sostenida? Y si no es difícil de entenderlo, ¿por qué rayos no se apuntala la iniciativa individual, la libertad de mercados y el fomento a la inversión, que son los factores que generan riqueza?

 

Incluso la anemia de la economía mexicana de las últimas décadas ha debilitado el liderazgo y la posición estratégica del país en la región. Como vemos, regresar al crecimiento sostenido es una demanda impostergable.

 

 

SÍGALE LA PISTA…

 

FACTURAS EN PÓLIZAS. La obligatoriedad en la facturación por operaciones comerciales es un tema aún pendiente para el SAT. No es menor la cantidad de negocios –incluyendo a grandes empresas- que con todo tipo de excusas y pretextos evitan facturar las compras de sus clientes. Aquí hemos reportado ya varios casos de grandes cadenas comerciales. Quizá el SAT también tendría que echarle un ojo a algunas aseguradoras que “por política” no emiten facturas a sus clientes por las pólizas que venden; “salvo que el cliente las pida expresamente” y claro esa petición tarda un mes o más en materializarse. ¿Cómo la ve?

 

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