DES MOINES. La primera cita en la carrera por la Casa Blanca, los “caucus” (asambleas populares) republicanos de Iowa, se saldó finalmente con el triunfo, por tan sólo ocho votos, del ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney frente a su inmediato rival, el ex senador Rick Santorum.
Hubo que esperar hasta la última urna para deshacer lo que en realidad es un empate técnico, en el que los dos aspirantes han recibido el 25 por ciento de los sufragios. Romney obtuvo 30.015 votos, frente a los 30.007 de Santorum.
Se trata del resultado más ajustado en la historia de estos “caucus”, lo que pone de relieve las profundas divisiones entre los votantes republicanos acerca de sus candidatos y quién es el mejor cualificado para desafiar al presidente, Barack Obama, en las elecciones de noviembre.
“A jugar. Este es el primer paso para recuperar el gobierno del país”, dijo un exultante Santorum en declaraciones a sus partidarios desde un hotel de Des Moines, la capital de este estado del norte de EEUU.
Por su parte, Romney quiso proyectar una imagen presidencial y optó por hacer caso omiso de los resultados de la noche para arremeter directamente contra el ocupante de la Casa Blanca.
“Prácticamente todo lo que este presidente ha hecho ha dificultado que prosperen los negocios”, citó el aspirante presidencial, que prometió que, por contra, si él se impone en las elecciones de noviembre hará de EEUU “de nuevo un lugar que atraiga a los mejores inversores”.
En tercer lugar quedó el congresista Ron Paul, que obtuvo el 21,3 por ciento de los votos.
Muy rezagados se situaron el ex presidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, con el 13 por ciento de los votos, y el gobernador de Texas, Rick Perry, con el 10,3 por ciento.
Tras su pobre resultado, Perry anunció que regresa a Texas para “determinar si hay algún camino abierto para mí en esta carrera”, una declaración que se interpreta como el signo de un abandono más o menos inminente.
Michele Bachmann obtuvo el último puesto, con tan sólo un 5 por ciento de los sufragios, un resultado muy decepcionante para esta nativa del estado que el pasado verano encabezaba las encuestas y que entonces se impuso en una consulta informal de votantes republicanos en Iowa.
Pese a ello, la congresista insistió en que -al menos por el momento- continuará en la carrera presidencial.
En los “caucus” de hoy estaban en juego un total de 28 delegados para la convención republicana del próximo agosto en Florida, que será la que nombre oficialmente al candidato de este partido.
La próxima cita electoral tendrá lugar el próximo martes, cuando el estado de Nuevo Hampshire celebrará sus primarias. Allí se sumará otro aspirante presidencial, Jon Huntsman, ex gobernador de Utah y quien renunció a hacer campaña en Iowa ante sus escasas posibilidades.
Las últimas encuestas dan como favorito absoluto en Nuevo Hampshire a Romney, el aspirante al que los analistas consideran con más posibilidades en un enfrentamiento con el presidente Barack Obama.
Pero tras los resultados de esta noche, Santorum, un candidato que hasta ahora había figurado en los puestos de cola y al que los medios habían prestado escasa atención, ha cobrado un nuevo impulso.
El ex senador, que representa a la corriente evangélica y más conservadora socialmente del Partido Republicano, puede beneficiarse del voto de aquellos simpatizantes de esta formación que no ven con buenos ojos a Romney, bien sea por su imagen de privilegiado económico o por su religión mormona.
Un buen resultado de Santorum en Nuevo Hampshire le configuraría como el “anti-Romney” y podría anunciar el comienzo de una campaña prolongada.
Aunque no hay que olvidar que hasta el momento, la carrera republicana ha sido una completa montaña rusa para los candidatos, en la que prácticamente todos -salvo Huntsman, a quien le pesa el haber militado en la Administración del presidente Barack Obama- han sido favoritos en uno u otro momento.
Esta noche, Santorum puede haber recibido el impulso necesario para mantenerse arriba. Pero si el electorado republicano mantiene su indecisión, su gran noche podría acabar siendo tan sólo sus quince minutos de fama electoral. (EFE)