MONTEVIDEO. El presidente uruguayo José Mujica se mostró “muy preocupado” por la “metodología mexicana” empleada en el asesinato del empresario deportivo Washington Risotto, vinculado al narcotráfico y con nexos con Jorge Rama, exnovio de la estrella de la televisión argentina Susana Giménez.

 

En declaraciones recogidas por el semanario Búsqueda, Mujica consideró que la muerte de Risotto, que murió acribillado a balazos en una calle del centro de Montevideo después de que dos hombres encapuchados le gritaran que había “llegado su hora”, marca un “mojón importante en los temas de seguridad pública” de Uruguay.

 

“Esto es feísimo porque tiene metodología mexicana”, dijo Mujica en referencia al estilo empleado por las mafias del narcotráfico en el país norteño.

 

En ese sentido, el Gobierno creó un grupo especial integrado por efectivos de Jefatura de Montevideo y de las direcciones generales de Drogas y de Crimen Organizado para investigar este asesinato.

 

Fuentes del Ministerio del Interior consultadas por el semanario apuntaron que el uso de sicarios, desconocido en Uruguay hasta la fecha, es común en países con gran presencia del narcotráfico, y que el Gobierno tiene miedo de que ese sistema “haya llegado para quedarse”.

 

Según relata Búsqueda, la muerte de Risotto, que poseía antecedentes por violencia y tráfico de drogas, además de dedicarse a la compra y venta de fichas de futbolistas y organizar veladas de boxeo, pudo deberse a que tenía “muchos enemigos pesados” en el mundo del narcotráfico, ya que se creía que colaboraba con la justicia.

 

Otras fuentes señalan sin embargo que su muerte se debe al robo de un cargamento de cocaína que pertenecía a una banda con conexiones en Europa.

 

Al parecer, Risotto era reconocido en su barrio como narcotraficante más que por su papel en el mundo del futbol, pese a que su nombre salió en los medios en 2009 como socio de Rama en la compra de las fichas de cuatro jugadores juveniles del Nacional con dinero supuestamente obtenido de Susana Giménez.

 

La semana pasada, antes de su muerte, su nombre volvió a sonar después de que se negara a permitir la marcha del guardameta del Nacional, Rodrigo Muñoz, del que poseía parte de la ficha, al Libertad paraguayo, si no se le pagaba el dinero correspondiente. (EFE)