Que Benedicto XVI es jefe de Estado, cierto. Que hay que acatar los protocolos que existen para una visita oficial de este tipo, sin duda. Pero que el viaje a México del Papa es pastoral, más que político, es innegable.
Visto desde un punto de vista económico, habrá costos y beneficios. Con los costos correrá, mayoritariamente, el erario, tanto el federal como el estatal; es decir, los sufridos contribuyentes. ¿De cuánto será el sablazo esta vez? Nunca lo sabremos. El estado de Guanajuato, que echará la casa por la ventana, habrá tomado nota de lo que hicieron sus colegas panistas de Jalisco para ocultar la información financiera de los Juegos Panamericanos, y hará lo propio. Y el gobierno federal también encontrará la forma de evitar, o por lo menos matizar, los recursos invertidos. Hay que pagar transporte, estancia y viáticos para una comitiva enorme. Desfiles y misas. Escenarios dignos para actos masivos con la consecuente logística, que incluye, y es lo más caro, el aparato de seguridad en coordinación con el Vaticano. No hay gran temor de que el crimen organizado sea un peligro para la visita, puesto que siempre ha existido una extraña convivencia entre el clero y el narco, (recordar Prigione) pero no se pueden tomar riesgos, así que la vigilancia será masiva y carísima.
También, claro, habrá beneficios. La Iglesia, desde luego, espera una derrama importante de recursos, y no sólo por la vía de las limosnas. Concediendo que Benedicto no es ni lo carismático ni lo querido que fue Juan Pablo II, su condición de pontífice lo hace de cualquier manera, comercialmente valioso. En las visitas de Juan Pablo, el Episcopado Mexicano, instalado como dueño del copyright papal, repartía alegremente derechos de explotación de la imagen del Papa a través de estampas, fotos y posters, mediante el pago de 13% del negocio. Lo mismo, con escapularios, rosarios y otros objetos “bendecidos por Su Santidad.” Nadie niega que los curas son buenos para el negocio. Hasta puñados de tierra del cerro del Tepeyac venden en Estados Unidos. Y lo más hermoso del asunto es que no pagan un centavo de impuestos. Así que alcanza para los viajes de Onésimo a Las Vegas, para su Mercedes y para tener contento al Vaticano con las contribuciones de la Iglesia mexicana a las arcas del clero.
Otros que saldrán moderadamente beneficiados serán los hoteleros, restauranteros y prestadores de servicios de los puntos donde haya eventos papales. Sería interesante averiguar si la visita de Herr Ratzinger genera más o menos dinero que la medieval gira de los restos de Juan Pablo II, a quien nada más no dejan descansar en paz.
Hay que comentar, además, la coincidencia electoral de la visita. Por motivos de salud, la sede principal será Guanajuato (bastión panista) y no el DF. ¿Será que está más enfermo que Juan Pablo en su último viaje? ¿O será otra cosa? Bueno, pues nada, que así arranca este México laico el año electoral y del señor 2012.
Tuits
@mario_delgado1 Le acabo de pedir a la dirigencia del DIA que no incluya mi nombre en la encuesta que se va a aplicar para seleccionar al candidato al GDF.
@JoseVilla83 Creo que mejor me compraré mis regalos de reyes yo mismo porque con estos magos no veo claro.
@gabrielregino Los partidos se basan en encuestas y no en capacidades… Algo así como “la mesa que más aplauda”.
@jorgeberry