Al viernes pasado el Banco Santander, el mayor de España, había perdido más de la mitad del valor que llegó a tener a finales de 2009. Ese día los inversionistas bursátiles valuaron el banco que preside Emilio Botín en poco más de 48 mil 500 millones de euros, cuando en diciembre de 2009 rozaba los 100 mil millones de euros, convirtiéndolo en el mayor de la zona euro.
En 2 años poco más de 50 mil millones de euros de valor bursátil se han esfumado para el Santander.
La historia reciente del BBVA no es muy distinta. El segundo banco de España ha sufrido una caída menos dramática que su competidor pero su valor bursátil se ha deteriorado 38% en los últimos dos años. En este periodo el banco que preside Francisco González vio desaparecer más de 18 mil millones de euros de su valor al pasar de 49 mil millones a cerca de 30 mil 500 millones de euros que es el precio al que el mercado lo tasó el viernes pasado en la Bolsa de Madrid.
El derrumbe en el valor de estos bancos es producto de la crisis de deuda soberana que recorre Europa, de la sospecha que envuelve al sector bancario español sobre el nivel real de intoxicación de sus carteras de crédito y de un futuro económico que amenaza con deteriorar aún más sus balances.
Por ello es que los inversionistas apuestan a que los bancos españoles, como los franceses e italianos, tendrán que buscar muy pronto más capital del que ya han exhibido para hacer frente al deterioro de sus balances por lo que están exigiéndoles descuentos en sus rondas de capitalización.
La semana pasada el banco italiano Unicredit ofreció un descuento de 43% para poder llevar a cabo su programa de capitalización lo que puso a temblar al sector bancario europeo -y español- que está en la mira de autoridades e inversionistas.
Por todo este panorama 2012 será un año complicado para los bancos españoles y la primera semana del año ya fue una muestra de esa situación. No solo porque verán un severo deterioro en sus resultados, sino porque enfrentarán profundas restructuraciones para sobrevivir o para salir lo mejor librado que puedan de esta larga crisis que les espera.
Se calcula que se requerirá otros 50 mil millones de euros –adicionales a los 53 mil millones ya constituidos- para provisionar los quebrantos estimados en sus balances infectados de activos inmobiliarios de mala calidad. Pero a eso, los bancos tendrán que añadir los nuevos requerimientos que la autoridad bancaria europea está exigiendo para este año.
Si bien es cierto que Santander y BBVA son los bancos españoles mejor posicionados para enfrentar esta crisis, ello no les exime de sufrir el castigo de los mercados sobre el sector financiero europeo. Como tampoco están exentos de un mercado en estancamiento, con una tasa de créditos moratorios al alza, con menores márgenes y con inyecciones de capital que –‘literalmente’- se traga el mercado con los descuentos exigidos por los inversionistas.
La situación es delicada y no es ajena al sistema financiero mexicano. Santander y BBVA tienen una fuerte presencia en el país y es difícil creer que las acciones de supervivencia de sus atribuladas matrices en España exenten a México como si nada estuviera ocurriendo en el viejo continente. En la península ibérica requieren –y requerirán en los próximos años- capitales a carretadas, y México -y América Latina- será la mina de donde los obtengan.
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