La prima de riesgo político francés crecerá durante los próximos días gracias a la decisión del presidente Sarkozy de llevar su campaña (personal) electoral al terreno económico: la arena más riesgosa en Francia y en toda Europa. Sarkozy se dirigió al ropero para hacer uso de la tasa Tobin, emblema del grupo Attac (Asociación por la Tasa de Transacciones Financieras y por la Ayuda de los Ciudadanos) con el objetivo de emprender un viaje (en el espectro ideológico-político) hacia la izquierda.

 

Ignacio Ramonet, quien durante muchos años fue director de Le Monde Diplomatique, convirtió el mensual francés en un tanque ideológico para luchar en contra de la globalización utilizando, entre un buen número de vectores, a la famosa tasa Tobin, maquinada por el economista estadunidense James Tobin en 1971 para dirigir recursos, provenientes de la especulación financiera, hacia sectores sociales desfavorecidos.

 

Los enemigos de la tasa Tobin manifiestan su enojo porque al riesgo natural de las transacciones bursátiles se le agrega un desincentivo (impuesto) mientras que lo defensores de la tasa señalan a los especuladores como los principales creadores de riesgo. En pocas palabras, el presidente Sarkozy observa a la tasa Tobin como un elemento sexy en nuestro días de turbulencias económicas. No lo pensaba de esta forma hace diez años cuando se manifestó en contra de la tasa por considerarla intervencionista.

 

Como sucede con las ideologías maximalistas, el principal problema de la tasa Tobin se encuentra en la práctica. Su aplicación asimétrica, es decir, que solamente se aplique en Francia y no en todos los países de la zona euro, o al menos en los principales, llevaría a muchos inversionistas a abandonar al mercado bursátil parisino para llevar su dinero, por ejemplo, al mercado alemán.

 

La presunción pragmática de Sarkozy ocurre unas horas antes de que el jefe economista de Standard & Poor’s para Europa, Jean-Michel Six le declarara al periódico Le Parisien que el trato que recibe la deuda francesa en los mercados financieros es equivalente a la BBB “a pesar de su triple A”. Sus palabras arrastran la polémica que desde finales del año pasado existe entre el presidente francés y Standard & Poor’s. Hay que decir que las palabras de Six generan inquietud por la subjetividad de las calificaciones generadas por Standard & Poor’s. Es como asegurar que los conocimientos de un estudiante que sacó 10 de calificación en un examen final, en realidad son los mismos que los de aquellos estudiantes que sacaron 6. El propio jefe economista de Standard & Poor’s para Europa lo sostuvo al decir que “No hay correlación sistemática entre la nota de un país y los tipos de interés reclamados por los inversionistas. Nosotros degradamos a Estados Unidos este verano y sus tipos (de interés) han disminuido” (La Vanguardia, 7 de enero).

 

Sarkozy sabe que no podrá aplicar la tasa Tobin hasta el 2013, año en que el Consejo de Asuntos Económicos y Financieros de la Unión Europea tiene previsto incluir un impuesto a las transacciones financieras de manera grupal para evitar el riesgo de su aplicación asimétrica.

 

A la estrategia política, cuando la maquinan los pragmáticos, se les ve el “hueso”; es decir, la obsesión de Sarkozy por ganar las elecciones presidenciales en abril, lo lleva a negar su ideología con la que se dio a conocer pero también hay algo más, es probable que muy pronto tenga que anunciar un incremento en el IVA. Sí así ocurriera, tendría una buena “colcha” para proteger a los más desfavorecidos: impuestos para ricos (tasa Tobin) como para toda la población (IVA).

 

Sarkozy entra al mundo Le Monde Diplomatique.

 

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