Hay cosas que no cambian con el nuevo año, y al contrario, parecen agravarse; es el caso de la violencia que viven varios estados de México donde en los albores de este 2012 los muertos se cuentan por decenas y las estampas de cuerpos tirados en las calles o jóvenes baleados en un parque, nos recuerdan que se fue el 2011, pero la violencia se quedó.

 

Un total de 53 muertos, asesinados con violencia solo en un día, el lunes pasado, son la confirmación de que, por más elecciones presidenciales y campañas que tengamos, por más eventos importantes que traerá este año, la temática de la violencia, con su cauda de sangre y muerte en varias regiones del país, no cederán a los apetitos electorales y las promesas de campaña y seguirán siendo noticia, noticia roja que de tan frecuente se vuelve cotidiana.

 

Un caso preocupante es el de Michoacán. El estado natal del presidente Felipe Calderón, en donde comenzó su “guerra contra las drogas” y donde inició esta estrategia de lucha al crimen organizado de la mano del Ejército mexicano, es hoy buen reflejo de qué tanto se ha avanzado o retrocedido en esta guerra. Según las cifras y estadísticas oficiales, Michoacán es de los estados emblemáticos en la aplicación de su estrategia, ahí se han destinado miles de millones de pesos para tratar de desarticular al grupo delictivo de “La Familia Michoacana”, que llegó a controlar casi todo el territorio estatal.

 

La presencia de militares y efectivos de la Policía Federal ha sido cuantiosa en Michoacán; operativos, retenes, patrullajes militares se han podido ver desde la Tierra Caliente hasta la meseta Purépecha o la zona occidental del Estado de manera casi permanente en los cinco años de la administración calderonista; un reporte de la Secretaría de Seguridad Pública federal, de mediados del 2011, hablaba de la inminente desarticulación de “La Familia”, a partir de que fueron cayendo uno a uno sus principales líderes y operadores.

 

Y sin embargo, aún con todas esas cifras, con tanto dinero invertido en gasto militar y policiaco, la violencia en Michoacán no cesa. Tan solo el lunes distintas zonas del estado se convulsionaron con hechos violentos: 13 cuerpos aparecieron tirados en las calles de Zitácuaro; una balacera dejo más de tres muertos en Peribán, y en Yurécuaro, muy cerca de La Piedad, tres jovencitos fueron asesinados a balazos mientras jugaban en un parque ¿Es eso un reflejo de una estrategia exitosa?

 

Tras los golpes efectivos a “La Familia”, surgieron otros grupos, derivados de aquel, como “Los Templarios” que parecen estarse reorganizado en sus luchas por el territorio. Se acaban de cumplir cinco años que el Ejército entró en Michoacán por órdenes de Calderón y comenzó así una estrategia que ha convulsionado al país por la violencia y el caos que desató en varios estados donde se perdió la tranquilidad y se vive con miedo; y lo que sucede en Michoacán no es precisamente el fin de esa violencia.

 

Decía el presidente Calderón el mismo lunes que se reportaban 53 muertos en el país, que lo que el hizo era necesario y que no podía quitar el pape tapiz de las paredes y ver las cucarachas y dejarlas ahí disimulando. Y sin duda tiene razón, el problema es cuando el método elegido para matar a las cucarachas es tan torpe que empieza a derrumbar las paredes de la casa y hace que los inquilinos ya no puedan vivir tranquilos.

 

NOTAS INDISCRETAS… Lamentable lo que le pasa al secretario Alonso Lujambio, ojalá se recupera; pero más lamentable lo que le pasa a la educación del país; ¿se puede tener un secretario que ya no está al 100% al frente de un área tan sensible y rezagada? Es pregunta… Los dados repiten Escalera. Buena semana.

 

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