Otra vez el precio de la tortilla es motivo de discusión. Por un lado las autoridades del gobierno federal han advertido que no hay razones justificadas para que los industriales de la tortilla eleven el precio debido a los subsidios que el gobierno federal otorga para compensar las alzas en los precios del maíz.

 

Por otro lado, los empresarios del sector de la masa y la tortilla insisten en que las recientes alzas de precios en sus insumos, como el gas doméstico o el pago de rentas, han afectado sus costos de producción y abatido sus márgenes de ganancia de manera significativa en los últimos meses.

 

El resultado es que existe un mercado de tortillas con precios muy diversos a contrapelo de las indicaciones oficiales que se emiten desde la secretaría de Economía para mantener un sistema de precios uniformes en el país. La realidad es que un kilo de tortillas de maíz se ofrece desde 11 y hasta 16 pesos en el mercado nacional y los pronósticos de los empresarios de la masa y la tortilla es que estos precios podrían dispararse aún más en los próximos meses incluso superando los 20 pesos por kilo.

 

El asunto es que los precios internacionales de los granos han aumentado sensiblemente en los últimos años y lo seguirán haciendo en los próximos meses, situación que se ha agravado por las sequías que han azotado las zonas productoras del país. Ello explica el incremento de 16% en la tonelada de harina de maíz al iniciar este año.

 

Pero más allá de los fenómenos coyunturales, año tras año se repite la misma escena por la sencilla razón de que el gobierno federal ha establecido un esquema virtual de precios controlados para la tortilla a partir del otorgamiento de diversos subsidios dirigidos al precio de la harina de maíz.

 

La pregunta de fondo es si esquemas oficiales así efectivamente funcionan para acotar los precios bajo rangos preestablecidos en un mercado altamente volátil, con grandes y muy pocos productores del principal insumo, y con una multitud de pequeños vendedores al menudeo que operan bajo condiciones muy distintas unos de otros.

 

No lo creo. Más que necesitar ‘sargentos’ que amenacen a los tortilleros en materia de precios, se requieren políticas efectivas para incentivar el desarrollo de un mercado competitivo en producción de maíz; lo mismo que se requiere en materia de combustibles, como el gas, que afecta sensiblemente a este mercado. Mientras ello no ocurra el secretario de Economía continuará ocupándose en desmentir cualquier presión sobre el precio de las tortillas y entrometiéndose en la chamba del Procurador Federal del Consumidor.

 

SÍGALE LA PISTA…

La crisis económica global también ha acelerado las tendencias que ya se advertían desde hace tiempo. Según un ejercicio realizado por los editores de The Economist, de seguir creciendo China a una tasa promedio de 7.5% anual alcanzará el tamaño de la economía estadounidense en el año 2018, es decir en apenas seis años más, para convertirse en la mayor economía del mundo. Claro que a pesar de este gigantismo económico, el PIB per cápita chino aún seguirá rezagado frente a las economías más avanzadas del mundo.

 

 

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