Los futbolistas necesitan un equipo para lucirse: él no.
Desde que era niño llamó la atención. Era increíble ver a un enanito, en medio de niños de talla normal, moverse tan bien detrás de una pelota. Su playera parecía que se le escurría por las mangas y el short que se le caería en cualquier drible.
Pulga, llamaron al pequeño de cabellos largos vestido con los colores negro y rojo del Newell´s Old Boys de Rosario, en Argentina.
Lionel Messi estaba condenado a no crecer.
Sencillito
Aunque a usted le importe un carajo el futbol, ha escuchado su nombre. En cualquier calle de cualquier parte del mundo pueden decirle que él es el mejor.
Pero pocos lo conocen en realidad. Es parco en sus respuestas a la prensa y rara vez se ha escuchado algún escándalo o intimidad incómoda de su vida fuera del círculo de protección que sus padres han desplegado.
En Argentina resienten no verlo jugar en sus campos, no haber presenciado su despegue.
En España, buscan entre sus raíces para reclamarlo como suyo.
Su vida se resume en lo que demuestra en la cancha.
Esta semana, el argentino Lionel Messi (24 de junio de 1987) se hizo merecedor del FIFA Ballon d´Or, por tercera vez consecutiva.
Traducción: de acuerdo con capitanes y entrenadores de selecciones nacionales, así como reporteros especializados de diversos medios de comunicación de todo el mundo, es el mejor jugador que ha visto el planeta en los últimos tres años.
‒ Es el primer jugador, después de Michel Platini, que consigue tres Balones de Oro consecutivos, ¿qué se siente‒, le preguntó la FIFA después de la premiación, el lunes por la tarde.
‒ Es un orgullo poder conseguir tres y además consecutivos, es difícil uno y mucho más tres. Soy muy feliz y lo disfruto como el primero.
‒ Tres premios siendo tan joven. ¿Hemos visto al mejor Messi ya? ¿Qué nos queda por ver?
‒ Ojalá pueda seguir rindiendo de esta manera, conseguir más títulos a nivel equipo que es lo principal como yo digo para estar en estas ocasiones tan lindas también. Quiero lograr cosas con mi selección y mantener el mismo nivel.
‒ ¿Es precisamente la selección argentina la espina que tiene clavada todavía?
‒ Sí, me encantaría conseguir un título con la selección y ojalá se me pueda dar.
‒ ¿Alguna vez soñó de pequeño tanto en tan poco tiempo?
‒ La verdad que no. Soñaba con jugar en primera, pero no imaginaba nunca que me iban a pasar todas estas cosas.
Inyecciones en las piernas
Messi recuerda que cuando tenía unos ocho años tuvo que someterse a un tratamiento especial para crecer.
“Siempre recuerdo que por las noches, sentado en mi cama, me tenía que inyectar en las dos piernas. No era nada divertido, se los aseguro, pero eran tantas mis ganas de ser futbolista que no me costó hacer el sacrificio”, cuenta en la biografía que comparte en su página de internet.
Luca Caioli escribe en Messi, la historia del chico que se convirtió en leyenda, que el 31 de enero de 1997 el doctor Diego Schwarzstein conoció a Leo, tenía nueve años y medio.
Sus padres estaban preocupados por el escaso crecimiento de su tercer hijo. Medía 1.27 metros. Más de un año de estudios para determinar que sus glándulas no fabricaban hormona del crecimiento. Uno de cada 20 mil humanos nacen con este problema, dice el médico. No es un problema hereditario.
Caioli recuerda que una vez determinado el mal le recetaron una inyección diaria durante seis años, todos los días.
“El problema estuvo en que el tratamiento era muy caro y mi familia no estaba en condiciones de afrontarlo (…) Al final, parecía que la solución estaba en España, en Lérida. A papá le ofrecieron allí una buena oportunidad de trabajo y al mismo tiempo, era mi oportunidad para probarme en el Barça”, explica Messi.
Familiares los recibieron en España y él comenzó a hacer pruebas. Su objetivo era el Barcelona. Pero no descartaban nada, lo que necesitaban era una empresa que reconociera que sabía jugar y que apostara pagando su tratamiento.
Los cazadores de talentos del Barça estaban convencidos de que estaban ante un jugador diferente, pero dudaban que ese frágil chaparrito pudiera crecer.
“Leo viene de un planeta maravilloso, que crea personas como él: fuera de lo normal; hay violinistas, arquitectos, médicos… y chicos como Leo”, dijo al diario ABC Josep Maria Minguella Llobet, el hombre que lo descubrió.
La última palabra la tenía Carles Rexah, director deportivo del club.
Rexah cuenta en el libro de Caioli que le bastaron siete u ocho minutos para darse cuenta del talento de la pulga. “¿Qué vi? A un chico pequeño pero diferente, con un desparpajo terrible, hábil, rápido, muy técnico, que llevaba la pelota a toda velocidad, capaz de regatear a quien tuviera enfrente. No era difícil darse cuenta, las cualidades, que ahora todos conocemos, se notan más a los 13 años. hay futbolistas que necesitan el equipo para lucirse, él no”.
Minguella Llobet, en el ABC, agrega:
“La gente del futbol base del Barcelona no se decidía, y Rexach clama: A este niño hay que atarlo. Que se quede, ¡que creo que va a crecer! Le respondo: ¡Mira, tú!, no sé qué decirles a los padres, que están desesperados. Y como estábamos en una cafetería tomando una cerveza, me dice: ¡Coge un papel y dámelo!”
“En Barcelona, a 14 de diciembre del 2000 y en presencia de los Sres. Minguella y Horacio (Gaggioli), Carles Rexach, secretario técnico del F.C.B., se compromete bajo su responsabilidad y a pesar de algunas opiniones en contra a fichar al jugador Lionel Messi siempre y cuando nos mantengamos en las cantidades acordadas”.
Así está escrito en una servilleta que pudo servir para absorber los restos de una cerveza en un bar, pero que dentro de poco estará en el museo de Barcelona, como pieza clave de la historia.
Cuánto ha crecido
‒ ¿Cuánto ha crecido Messi?, le pregunta el ABC a Minguella Llobet,su descubridor.
‒ Si ahora alcanza el 1.69, yo creo que más de 20 centímetros. Comenzó el tratamiento de crecimiento en su país, pero su familia no tenía medios para costearlo (mil dólares al mes), ni su club, y lo dejó. Cuando viene a Barcelona, el Dr. Borrell, del Barça, lo retoma y junto con la preparación física y la alimentación Leo ha conseguido un crecimiento muy fuerte. El resultado es su potencia, las piernas, la musculatura, que le dan su explosivo arranque, y la velocidad.
Creció mucho más, y sigue creciendo. Aunque la espina que tiene clavada se llama Argentina, país que resiente su ausencia y sufre por no haberlo valorado en su justa dimensión.