De los medios de masa a la masa de medios. Así lo determinó la primera explosión de la que nació el planeta Google.
En efecto, Google es un planeta cuyo principal incentivo, para generar fidelidad entre sus habitantes, es la gratuidad. Seres de otros planetas viajan súbitamente hacia Google para hacer uso de sus múltiples productos. Pasa el tiempo y su población crece; nunca ha tenido problemas de espacio. Su ingravidez le otorga el poder de crecer indefinidamente.
El ecosistema del planeta Google está creado para generar incentivos-sorpresa: que si los mapas, que si el diccionario, que si los videos, que si la biblioteca. No hay momento de quietud. Hay que decirlo, cada agradable sorpresa que ocurre en el planeta Google, el mundo fordista recibe un golpe, por decirlo suavemente, mortal. Ford y sus líneas pesadas de producción; Ford y el monocolor; Ford y el mundo no ingrávido.
En el planeta Google existen millones de continentes. Uno de ellos es el periódico. El clima-Google, como externalidad, determina el crecimiento del sector. Miremos un poco hacia atrás. Pero sólo un poco.
No menos de 120 periódicos han desaparecido en Estados Unidos. Entre septiembre de 2008 y septiembre de 2009 la difusión de la prensa cayó prácticamente 11%. Como señala Ignacio Ramonet, en Estados Unidos el segmento de los periódicos impresos se encuentra chernobilizado (L´Explosion du journalisme, editios Galilée), es decir, una especie de nube nuclear le ha ido quitando oxígeno a los periódicos. Entre enero y febrero de 2009, cerca de 40 grandes periódicos se declararon en quiebra. Algunos, como The New York Sun y el Rocky Montain News, cerraron. El Christian Science Monitor decidió cerrar su versión impresa. Si abrimos unos meses el espectro de análisis nos toparemos con que 25 mil empleos se perdieron en la industria de periódicos en Estados Unidos entre enero de 2008 y octubre de 2010; ¡34 meses, 25 mil empleos! Chernóbil. Sólo de esta manera podemos comprender que el periódico The Washington Post vendiera a la famosa revista Newsweek en un dólar y que The New York Times hipotecara sus instalaciones emblemáticas y, por si fuera poco, recurriera a la fortuna de Carlos Slim para amortiguar su crisis.
En 2010, en el foro mundial de editores en Hamburgo, se estimó en cinco el número de años en que las ventas de los periódicos caerán 50% y 55% de los lectores ingresará a sus contenidos a través de internet.
En términos macro, la venta de periódicos entre 2003 y 2008 se desplomó 7.9% en Europa y 10.6% en Norteamérica. Un año después, la caída fue de 3.4% y 5.6%, respectivamente. Lo importante al comparar el lapso de 5 años con el sexto es la voracidad de la caída.
El periódico francés con mayor prestigio, Le Monde, perdió durante la última década 25% de sus ventas; Le Figaro 12.5% y Liberation, sólo en 2009, 10%. Journal de Dimanche cerró la edición sabatina y los diarios gratuitos, 20 minutes, Direct Matin y Direct Soir, afilan sus colmillos.
En España, el periódico Público inauguró el año con malas noticias: se declaró en quiebra. Su principal accionista, Jaume Roures, ex comunista y productor de películas como Vicky, Cristina, Barcelona, prefirió optar por la quiebra del periódico antes que tocar los activos de otros negocios. O qué decir de El País, que vio caer sus ventas en 18.3% en 2010 respecto al año anterior. Tras la muerte de Jesús de Polanco comenzó a toparse con icebergs. En noviembre de 2010 anunció la entrada accionaria del fondo estadunidense Liberty Acquisition. Dos meses después, salieron del periódico 2 mil 500 de sus empleados. Prisa, la empresa controladora de El País, tuvo que vender algunos de sus negocios como La Cuarta (canal de televisión abierto) o aceptar capital de ex enemigos (Telefónica) en su plataforma Canal Satélite Digital (televisión tipo SKY).
En Reino Unido, durante el otoño de 2009, el grupo Guardian Media, editor de The Guardian y del semanal The Observer, perdía por día 120 mil euros. Financial Times le propone a sus redactores tres días de salario y el 12 de octubre de 2009 , el Evening Standard de Londres se convirtió en gratuito.
En Brasil, el Journal do Brasil, uno de los más antiguos, dejó de imprimir su edición para dedicarse al mundo digital.
A diferencia de los libros cuyo contenido no expira, es decir, no presenta un ciclo de vida, los periódicos se sujetan a la dictadura de la inmediatez o, si se prefiere, a la competencia en contra del tiempo real (minuto a minuto). Lo anterior es importante resaltarlo porque muchos afirman que los periódicos impresos forman parte del ecosistema de los libros. Falso.
La antropología en el planeta Google, se renueva todos los días, es decir, los hábitos no existen, se transforman en tiempo real sin necesidad de la acotación temporal.
Actualmente, el tiraje promedio de The New York Times es de 950 mil ejemplares. Tres millones de tuiteros reciben noticias de TNYT a través de sus plataformas móviles. 3 a 1 es la relación. 3 a 1 es el marcador a favor de Twitter. Lo peor para la edición impresa es que el partido no ha concluido. Pronto veremos una goleada.
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