ROMA. El Gobierno italiano, que preside Mario Monti, decretará el estado de emergencia en la zona en la que naufragó en la noche del pasado viernes el crucero Costa Concordia, ante las posibles fugas de combustible y otros materiales contaminantes.
“Existe un riesgo importante, vinculado a la cantidad de carburante que hay en el depósito”, dijo el ministro italiano de Medioambiente, Corrado Clini, al término de una reunión en la delegación del Gobierno en Livorno (centro de Italia), donde analizó la situación actual del crucero que encalló en aguas de la isla de Giglio, un naufragio que hasta ahora ha dejado seis muertos y 29 desaparecidos.
“El próximo Consejo de Ministros decretará el estado de emergencia (…) La declaración del estado de emergencia implica que todas las operaciones que afectan a este accidente son operaciones de interés nacional, en las que tienen que participar las instituciones”, explicó Clini.
El ministro italiano explicó que se le ha exigido a la compañía responsable del barco, Costa Cruceros, que disponga de un programa para evitar la contaminación ambiental que se podría determinar por la pérdida de carburante y sobre el traslado de la nave de donde se encuentra.
Cada vez es mayor la preocupación entre las autoridades italianas por el daño ambiental que puede ocasionar el naufragio del Costa Concordia, ya que la nave todavía alberga dos mil 380 toneladas de combustible, que corren el riesgo de ser vertidas al mar.
La isla de Giglio forma parte de un parque natural marino considerado uno de los más importantes ecosistemas del Mediterráneo.
Error humano
El Costa Concordia se acercó a la isla de Giglio para hacer “una reverencia”, un regalo, a su jefe de camareros, natural de allí, y a un excomandante de la naviera Costa Crucero, aseguran los diarios Corriere della Sera e Il Tirreno.
El comandante del “Costa Concordia”, el mayor crucero italiano, Francesco Schettino, que se encuentra detenido por el naufragio, que se ha cobrado hasta el momento seis vidas, había decidido dar una sorpresa al jefe de camareros, Antonello Tievoli, y al excomandante Mario Palombo, una leyenda entre los comandantes de la naviera genovesa.
“Ven a ver, Antonello, estamos sobre tu Giglio”, asegura Corriere della Sera que dijo el comandante al jefe de camareros, que pensó que era una broma de Schettino, ya que tenía que haber descansado la semana pasada pero no pudo y aún seguían trabajando en el barco.
Tievoli, agrega el diario milanés, dijo a los habitantes de Giglio cuando lo socorrieron en el agua: “nunca habría imaginado que desembarcaría en mi casa” y que desde entonces no quiere hablar con nadie ya que le atormenta en sentido de culpa por una tragedia de la que se ha convertido en protagonista sin quererlo.
En la jerga marinera italiana “inchino”, “reverencia”, es el acercamiento a un lugar para homenajear, hacer un regalo, a un miembro del tripulación.
Según el diario “Il Tirreno”, de Livorno (Toscana), Antonello Tievoli, que trabaja desde hace cinco años en la crucero, llamó incluso a sus padres que viven en la isla para que vieran pasar de cerca al barco, un coloso de mar de 114 mil toneladas, 291 metros de largo, 62 de altura, once puentes y con capacidad para tres mil 780 de viajeros.
El barco, que había partido de Civitavecchia, a 70 kilómetros al norte de Roma, chocó contra unas rocas de 20 metros, que le causó un agujero en el casco de 70 metros de longitud.
Según el comandante, las rocas no estaban en las cartas náuticas que llevaba.
El barco navegaba a unos 150 metros de la costa de Giglio, según las primeras investigaciones.
Los diarios aseguran que esa cercanía no era para que los turistas gozaran de las vistas nocturnas de la isla, con las luces de las casas encendidas, ya que, subrayan, los viajeros no fueron avisados por la megafonía del barco de esa posibilidad ni en momento alguno se señaló que pasaban por Giglio.
También ha salido a la luz que la hermana del jefe de camareros anunció en el muro de su cuenta de Facebook que el Costa Concordia iba a pasar cerca de la isla, lo que ha sido interpretado como una confirmación de dichas hipótesis.
En una rueda de prensa en Génova (noroeste de Italia), donde tiene su sede la naviera, el presidente y CEO de Costa Cruceros, Pier Luigi Foschi, manifestó que no pueden negar que se trató de un error humano.
Subrayó que la maniobra realizada por el comandante del barco, Francesco Schettino, de 52 años, no había sido aprobada, ni autorizada por Costa Cruceros.
La compañía Costa Cruceros calculó que los daños tras el naufragio del barco ascienden, por el momento, a 93 millones de dólares.
“El impacto directo de los daños ha sido cuantificado en 93 millones de dólares, pero después habrá que añadir una serie de costos que no se pueden calcular y que están relacionados con el aspecto de los seguros”, agregó Foschi.
Eso sin contar lo que habrán de gastar para evitar la contaminación de ese sitio turístico. Aunque el alcalde de la localidad, Sergio Ortelli, aseguró en los pasados días que no se habían registrado fugas de combustible, en las últimas horas los helicópteros que trabajan en las tareas de rescate divisaron algunas manchas en el agua.
“Hemos sabido que empiezan a haber hilillos de material líquido: no sabemos si estos son de carburante -lo que querría decir que existe un problema en el depósito- o si se trata de otros líquidos que están presentes en la nave. Las investigaciones en curso permitirán saber la naturaleza de estas pérdidas”, apuntó Clini. (EFE Y AP)