En la mesa de honor, el ex presidente Vicente Fox se veía tenso, incómodo, al compartir asiento junto al gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila. Apenas intercambiaron palabras.

 

Era la celebración del cumpleaños 80 del arzobispo de la iglesia ortodoxa, Antonio Chedraoui.

 

“Las elecciones, bien gracias… y del debate ni me enteré”, evadía Fox.

 

Y ante la pregunta de un posible regreso del PRI a Los Pinos apenas soltó un “vamos a ver, vamos a ver”.

 

Innumerables invitados al convivio en el Club de Golf de Huixquilucan, comenzando por no pocos gobernadores: Gabino Cué (Oaxaca), Ivonne Ortega (Yucatán), Fausto Vallejo (Michoacán), Roberto Sandoval (Nayarit), Fernando Toranzo (San Luis Potosí) y Miguel Alonso Reyes (Zacatecas), además del anfitrión Eruviel Ávila, quien aprovecharía su intervención ante los micrófonos para hablar sobre la amistad en la política.

 

También se encontraban presentes el líder priista Pedro Joaquín Coldwell, la precandidata al DF, Beatriz Paredes; el ex gobernador de Veracruz, Miguel Alemán Velasco, además de Raúl Salinas de Gortari, el senador Carlos Jiménez Macías y el ex regente Óscar Espinoza Villarreal, además del cardenal Norberto Rivera.

 

Por parte de los empresarios se encontraban personajes como Alfredo Achar, Juan Francisco Ealy Ortiz, Joaquín Vargas y el mismísimo Carlos Slim Helú, el personaje más solicitado para tomarse fotos con los asistentes.

 

Los precandidatos presidenciales de los tres partidos brillaron por su ausencia.

 

Durante la misa oficiada por Chedraoui, las personalidades del ámbito político fueron escasas. Puntuales a la cita llegaron el gobernador electo por Michoacán, Vallejo y el alcalde de Huixquilucan, Alfredo del Mazo Maza, cercano a Enrique Peña Nieto.

 

Más tarde arribaría Isabel Miranda de Wallace para escuchar el sermón de Chedraoui en el que hizo un llamado al capo Joaquín “Chapo” Guzmán a dejar a un lado la violencia y ser congruente con la fe católica que asegura profesar.

 

Ser coherentes entre la teoría y la práctica, señalaba Chedraoui, es la única forma en que los mexicanos podrán salvar su propio país.